CHICAGO. Tras el triunfo de Estados Unidos sobre Jamaica, quedó definida la final de la Copa Oro. El combinado de las Barras y las Estrellas se medirá ante México el próximo domingo en el Soldier Field de Chicago por el honor de ser el mejor equipo de la Concacaf.

El Tri es el mandamás de la zona y quiere reiterar su poderío en el balompié, pues de las cinco finales que ha sostenido contra el vecino del norte, el saldo es positivo al llevar cuatro victorias por apenas un descalabro, aunque, curiosamente, éste fue en el escenario en el que se llevará a cabo la final de este año.

El primer choque que tuvieron dichos países fue en la edición de 1993. Dicho certamen se disputó en México y Estados Unidos simultáneamente. La final se llevó a cabo en el Estadio Azteca y terminó 4-0 a favor de la escuadra nacional. Los goles fueron obra de Ignacio Ambriz, Luis Roberto Alves Zague, Guillermo Cantú y un autogol de Desmond Armstrong.

El segundo encuentro en dicha instancia fue en 1998 y se midieron en el Memorial Coliseum de Los Ángeles, California. En dicho juego, México apenas se impuso por un gol gracias a la obra de Luis Hernández.

El único descalabro que el Tricolor tuvo en una final ante Estados Unidos fue en la edición de 2007. Aquella ocasión, los estadounidenses se impusieron 2-1 en el Soldier Field de Chicago. Las anotaciones norteamericanas fueron de Landon Donovan y Benny Feilhaber, mientras que por los mexicanos descontó Andrés Guardado.

Para 2009, sendos países chocaron de nuevo por el título. Ahora lo hicieron en el Giants Stadium de Nueva York y el saldo fue una goleada de 5-0 a favor del Tricolor. La fiesta fue redonda esa noche gracias a las anotaciones de Gerardo Torrado, Giovani dos Santos, Carlos Vela, José Antonio Castro y Guillermo Franco.

La última vez que ambos se midieron en una final fue en 2011. Hace ocho años que ambos conjuntos no llegan a la vez al partido más importante de la zona. En dicha ocasión, el Tricolor remontó la desventaja de dos goles y terminó el marcador con un 4-2 a favor. Aquella tarde en el Rose Bowl de California, Giovani dos Santos regaló uno de los mejores goles de la competencia. Andrés Guardado contribuyó con uno más, mientras que Pablo Barrera hizo un doblete.