INSIDE THE GAMES.- Las candidaturas de ambas ciudades, junto a las propuestas de Hamburgo y la región del Rin-Ruhr, mantienen viva la ambición de Alemania de renovar su vínculo con el olimpismo , en medio de un cóctel de maniobras políticas y decisiones técnicas que se están volviendo cruciales para el objetivo de albergar futuros Juegos de verano.
A pesar de los recientes intentos fallidos, la República Federal está trabajando para seleccionar a los mejores candidatos con vistas a organizar un evento olímpico entre 2036 y 2044. La decisión final la tomará en última instancia la Confederación Alemana de Deportes Olímpicos (DOSB) , cuyo veredicto se anunciará en septiembre del próximo año y servirá para intentar convencer al Comité Olímpico Internacional.
Desde los Juegos de Múnich de 1972, tristemente recordados por el ataque al equipo israelí, el país ha buscado sin éxito ser sede de nuevo. Iniciativas como Berlín 2000, Leipzig 2012, Múnich para los Juegos de Invierno de 2022 y Hamburgo 2024 no prosperaron ante el COI. En aquel momento, la oposición decisiva provino de referendos locales, donde los ciudadanos cuestionaron variables como el alto coste económico, el impacto ambiental y la viabilidad real de un evento tan complejo.
La nueva propuesta alemana va más allá de una simple candidatura: es una estrategia integral que combina política, deporte y sociedad. El objetivo es construir una narrativa convincente que no solo aspire a albergar el mayor espectáculo deportivo del mundo, sino que también conecte con la población y sus valores actuales.
En el caso de Múnich , las últimas voces críticas provienen de una facción importante del partido político Die Grünen, que esta semana presentó su programa electoral para las elecciones locales de marzo y se mantiene como uno de los candidatos más sólidos para gobernar, tras haber obtenido la mayoría de los votos en 2020 con un 29%. Esta cifra le ha permitido ser uno de los grupos clave que conforman la actual coalición de gobierno del Ayuntamiento, lo que significa que su visión olímpica podría ser decisiva a medio plazo.
Con el referéndum local del 26 de octubre a la vuelta de la esquina, en el que los ciudadanos votarán sobre si Múnich debería ser sede de los Juegos, la diversidad de opiniones en Die Grünen es de gran actualidad. Lejos de representar una unidad ideológica, el Partido Verde se encuentra dividido entre quienes apoyan la etiqueta olímpica y quienes, como en ocasiones anteriores, insisten en sus objeciones al proyecto.
Durante el congreso municipal del partido celebrado la semana pasada, la dirección local de Die Grünen fracasó en su intento de obtener el apoyo explícito de la militancia a la candidatura. Según el Süddeutsche Zeitung , la propuesta ni siquiera se sometió a votación. La mayoría optó por rechazar el debate sobre el asunto, lo que dejó a la dirección sin el respaldo deseado.
Para Ludwig Hartmann, veterano diputado regional y figura clave en la campaña de “Nolympia” contra los Juegos de Invierno de 2018 y 2022, el resultado fue un alivio. Según el periódico alemán, Hartmann declaró: «Me alegra y, sobre todo, me alivia que mi partido no haya apoyado la candidatura olímpica». A partir de ahí, volvió a criticar al COI, afirmando que «Múnich debe planificarse pensando en el futuro de sus ciudadanos, no en el programa de los funcionarios del COI, que vienen dos semanas y luego desaparecen».
La intervención de Hartmann contrastó con la postura de sus colegas de Die Grünen, el grupo parlamentario del Ayuntamiento, y del propio teniente de alcalde, Dominik Krause, todos abiertamente a favor de los Juegos. Krause, quien aspira a convertirse en el próximo alcalde de Múnich, se mantuvo firme a pesar del revés interno y declaró: «Una candidatura olímpica conlleva riesgos, pero también oportunidades. Ambas posturas son legítimas. Creo que Múnich podría beneficiarse enormemente y por eso la apoyo». Para él, según informó Süddeutsche Zeitung, el referéndum será decisivo, y afirmó: «Como alcalde, represento a todos los muniqueses, por lo que el resultado de la votación de octubre será crucial».
El núcleo del desacuerdo parece residir en la confianza —o desconfianza— hacia el COI . Hartmann puso en duda la sostenibilidad de las promesas municipales: denunció, por ejemplo, que las 10.000 viviendas previstas tras el uso de la futura villa olímpica ya se habían planificado antes del proyecto, y cuestionó la lógica ambiental de construir una piscina temporal en Freising en lugar de utilizar la existente en Múnich. “¿Qué ha cambiado realmente en el COI?”, preguntó con escepticismo.
La lucha interna continúa en esta línea de división. Lo que está en juego no es solo una candidatura, sino un modelo de ciudad. Y, en segundo plano, una pregunta crucial: ¿puede Múnich conciliar la ambición olímpica con los valores de sostenibilidad, transparencia y participación ciudadana que exigen sus habitantes?
Mientras reina la indecisión en Baviera, Berlín sigue marcando el ritmo hacia la senda olímpica con ambición política, con el apoyo del Senado y con una narrativa que busca reconciliar el pasado con el futuro. La capital alemana quiere albergar los Juegos del centenario tras los celebrados en 1936 durante el régimen nazi. Y pretende hacerlo, según sus promotores, como un contrapunto que transforme la memoria histórica en una oportunidad para el diálogo, la apertura y la renovación democrática.
En el marco de esta iniciativa, el Senado de la capital alemana nombró esta semana al director general de BR Volleys y exvicepresidente de la DOSB, Kaweh Niroomand, como comisionado olímpico oficial de Berlín. Este nombramiento permitirá al director deportivo ser el responsable de las aspiraciones olímpicas de la ciudad. Gracias a su trayectoria, Niroomand mantiene una buena relación con la dirección de la DOSB y se espera que continúe desarrollando los conceptos básicos.
Para el proceso de licitación, Berlín establecerá una unidad central de gestión encargada de coordinar y gestionar las comunicaciones relacionadas con la participación ciudadana. Esto incluye campañas de relaciones públicas, eventos y otras herramientas de comunicación. Niroomand tiene ahora la tarea de convencer a los ciudadanos escépticos de los beneficios de este gran proyecto. Además de la participación pública, se prevé un estudio de viabilidad, que incluye una estimación inicial del coste. Según el periódico Berliner Morgenpost , expertos en deporte estiman que el coste ascenderá a varios miles de millones de euros, de los cuales se espera que el gobierno federal cubra una gran parte.
El medio de comunicación local informa que el alcalde Kai Wegner elogió a Niroomand como “una persona excelente, con mucha experiencia y muy bien conectada”. El nuevo comisionado desempeñará su cargo de forma voluntaria, y la unidad de coordinación que dirigirá se financiará con personal y recursos del presupuesto de la senadora deportiva Iris Spranger.
En una entrevista con el periódico Lausitzer Rundschau en junio, Niroomand declaró: «En un país con estructuras democráticas, donde los dictadores no abusan de los Juegos para su propio beneficio, los grandes eventos deportivos como los Juegos Olímpicos siempre tienen un efecto positivo y sostenible en la región». Niroomand enfatizó que «para Berlín, supondrían, entre otras cosas, un enorme beneficio para la infraestructura», destacando que los Juegos podrían suponer una transformación urbana de gran alcance.
También señaló que “solo los miles de pisos que se construirían para alojar a los atletas se pondrán posteriormente a disposición de la sociedad de la ciudad”, lo que implica un legado tangible en forma de vivienda accesible. Denunció también el precario estado actual de las instalaciones deportivas, afirmando que “solo en Berlín tenemos unos 50 pabellones deportivos en ruinas”, y argumentó que gracias a los Juegos “sin duda se impulsarán proyectos importantes que de otro modo no se llevarían a cabo”.
En cuanto al espíritu de los Juegos, Niroomand afirmó: «Se trata de mucho más que lo material. Si todos nos comprometemos juntos con un gran evento […] se genera un sentido de comunidad». Esta dimensión emocional y simbólica de los Juegos es clave para movilizar a la ciudadanía y generar un sentido de pertenencia compartido.
Mientras Múnich y Berlín definen sus propuestas a nivel político, el clima social en torno a la idea de albergar el evento multideportivo parece favorable a nivel nacional. Según una encuesta representativa realizada por el instituto de encuestas Forsa, encargada por la DOSB y publicada en exclusiva por Table.Briefings , el 68 % de los ciudadanos de todo el país valora positivamente la candidatura de Alemania para albergar el evento entre 2036 y 2044. En Baviera, el 72 % de los encuestados apoya la propuesta; la cifra alcanza el 68 % en Berlín.