NUEVA YORK (AP) — En la primera oportunidad de Aryna Sabalenka de cerrar su semifinal del Abierto de Estados Unidos contra Jessica Pegula por la oportunidad de jugar por un segundo trofeo consecutivo , la campeona defensora lanzó lo que debería haber sido un fácil remate por encima de la cabeza a la red y luego miró al suelo.
En la segunda oportunidad de Sabalenka, falló una volea torpe, y quizá ni siquiera debería haberse atrevido a intentarlo, porque solo anotó 15 de 27 cuando estaba en la red. ¡Uy!
Tan buena en los momentos importantes del tenso y arriesgado set final, Sabalenka mantuvo la compostura y aguantó, convirtiendo su tercer punto de partido el jueves por la noche para terminar con una victoria 4-6, 6-3, 6-4 sobre Pegula en una revancha de la final del año pasado .
Estaba súper emocionada. Pensé: ‘¡Dios mío, ni hablar! ¡Por favor, cierren el partido!'”, explicó Sabalenka después. “Durante todo el partido, me repetí a mí misma: ‘A por el siguiente, paso a paso, no te preocupes por el pasado. Inténtalo mejor en el siguiente punto'”.
Cuando terminó, Sabalenka se balanceó sobre sus talones, abrió los brazos y gritó.
El sábado, cuando se enfrente a la número 8 Amanda Anisimova o a la número 23 Naomi Osaka, Sabalanka, cabeza de serie número 1, intentará convertirse en la primera mujer en conseguir campeonatos consecutivos en Flushing Meadows desde que Serena Williams consiguió tres seguidos entre 2012 y 2014.
“Tuve que esforzarme muchísimo para conseguir esta victoria”, dijo Sabalenka tras mejorar su marca a 8-2 contra Pegula a lo largo de sus carreras. “Ojalá pueda volver a ganar”.
La primera semifinal del jueves fue bastante reñida, mucho más reñida que el triunfo en sets corridos de Sabalenka sobre Pegula hace 12 meses que le dio a la bielorrusa de 27 años su tercer título de Grand Slam, todos en canchas duras .
Desde entonces, Sabalenka fue subcampeona, detrás de Madison Keys en el Abierto de Australia en enero y de Coco Gauff en el Abierto de Francia en junio, y luego fue eliminada en las semifinales de Wimbledon por Anisimova en julio.
El techo retráctil del estadio Arthur Ashe se cerró antes de que comenzaran las semifinales, lo que evitó las interrupciones causadas por el viento exterior con ráfagas de hasta 30 mph y la lluvia que llegó durante el juego.
En las buenas condiciones del campo, Pegula, número 4, jugó con la mayor limpieza posible en el primer set y el tercero, cometiendo solo tres errores no forzados en cada uno. Pero en el segundo, la cuenta fue de nueve.
Al final, Sabalenka había acumulado más del doble de ganadores que Pegula, 43-21.
“Nos animábamos unos a otros”, dijo Pegula, “en cada partido”.
Durante toda la noche, Pegula persiguió sus devoluciones, con fuertes cortes y sin jugar a lo seguro, bajo ningún concepto. Esta fue, pues, la clave: Sabalenka logró salvar los cuatro puntos de quiebre que enfrentó en el último set.
“Fue un partido de un nivel muy alto. No sé qué más decir”, dijo Pegula, quien vestía una chaqueta blanca de los Yankees de Nueva York y disfrutaba de una piruleta de cerveza de raíz en su conferencia de prensa. “No sé cómo no recuperé mi quiebre en el tercero”.
Cuando se le preguntó cómo logró manejar esos momentos, Sabalenka respondió riendo: “Simplemente rezando por dentro y esperando lo mejor”.
Ni ella ni Pegula habían perdido un set en el torneo antes del jueves, aunque Sabalenka sólo necesitó disputar cuatro partidos, en lugar de cinco, para llegar a las semifinales, porque su oponente de cuartos de final, Marketa Vondrousova, se retiró por una lesión en la rodilla.
Eso significaba que Sabalenka no había competido desde el domingo.
¿Estaría oxidada? Al principio no lo parecía, y Sabalenka usó una ingeniosa combinación de dejada, volea y tiro ganador para ir ganando un quiebre y ponerse 4-2 arriba.
Pero Pegula no se rindió. En el siguiente juego, con miles de espectadores en las gradas aclamando cada punto ganado por la estadounidense, Sabalenka anotó dos golpes de fondo desequilibrados en la red y cometió una doble falta que le quebró el servicio inmediatamente.
Sabalenka negó con la cabeza y golpeó los brazos a los costados. Eso puso fin a su racha de 32 juegos consecutivos, y se cubrió la cabeza con una toalla blanca en el cambio de lado. Pegula volvió a quebrar el servicio para culminar una racha de cuatro juegos que sentenció el set y, esta vez, Sabalenka rápidamente recuperó su bolsa y se dirigió al vestuario.
Cuando regresó, Sabalenka elevó su juego y tranquilizó su mente cuando fue necesario.
“Saldré el sábado”, dijo, “y lucharé por cada punto como si fuera el último de mi vida”.
