INSIDE THE GAMES.- Conocido ampliamente como el rey de la moda italiana, el icónico diseñador que llenó las pasarelas de elegancia, sobriedad y minimalismo, y luego llevó ese mismo estilo al panorama deportivo, murió el jueves en Milán a los 91 años “en paz y rodeado de sus seres queridos”, según el comunicado de su grupo.
La noticia, anunciada oficialmente por la firma que fundó y dirigió durante medio siglo, recordó el impulso que llevó al creador milanés a combinar la alta costura con el deporte de competición. « Giorgio Armani ha creado una visión que se ha extendido de la moda a todos los aspectos de la vida. Lo impulsaba una curiosidad inexorable, la atención al presente y a las personas. En este camino, estableció un diálogo abierto con el público, convirtiéndose en una figura querida y respetada por su capacidad de comunicarse con todos».
Fue precisamente esta combinación de versatilidad y continua actividad profesional la que explica en gran medida por qué su influencia no se limitó a la grandeza de las pasarelas, sino que se extendió a ámbitos muy concretos, como vestir a delegaciones olímpicas, equipos de fútbol o pilotos de Fórmula 1. Para comprender la relación de Armani con el deporte, hay que observar dos caminos que discurrieron paralelos durante décadas: por un lado, la génesis de una línea de ropa deportiva que heredó el código estético de la casa; por otro, su implicación directa con equipos, federaciones y ceremonias. Esta doble trayectoria explica por qué hoy, más allá del duelo, el mundo del deporte considera su fallecimiento como la pérdida de un mecenas discreto y un innovador en estilo.
Armani nunca ocultó su fascinación por la dimensión atlética. La veía como un reflejo de su propio credo artístico: despojado del barroco italiano y arraigado en la sofisticación de la ligereza y la perfección a través del detalle. “Me gusta pensar que cuando un atleta viste Armani, se siente seguro, y como todos sabemos, la confianza es fundamental para ganar cualquier competición. Claro que la complexión muscular de los atletas siempre es un reto para un diseñador, pero la suavidad y la comodidad de mi ropa, aspectos centrales de mi visión estilística, permiten que se adapte a diversas complexiones físicas sin esfuerzo”, declaró a Highsnobiety .
Uno de los capítulos más consistentes de esta relación comenzó en 2004, cuando el diseñador lanzó la línea deportiva EA7 Emporio Armani, llamada así por la camiseta número siete de Andriy Shevchenko, entonces delantero del AC Milan. La propia marca explicó: «EA7 nació como una intuición de Giorgio Armani, quien decidió crear una línea con una fuerte connotación deportiva. Una propuesta que celebra el mundo del deporte y sus valores, como la dedicación, el sacrificio y el trabajo en equipo». Inicialmente limitado, el proyecto se convirtió con los años en una rama estratégica de la marca y una presencia distintiva en el mundo del atletismo.
Con los Juegos Olímpicos se produjo un salto cualitativo. El Comité Olímpico Italiano nombró a Armani diseñador oficial de la delegación en Londres 2012 , Río 2016, Tokio 2020 y París 2024 , además de encargarle los uniformes para los Juegos de Invierno de Turín 2006 y Milán Cortina 2026. En la ocasión londinense, sus diseños incluyeron un detalle que se convirtió en símbolo de identidad: en el interior de cada chaqueta se bordaron frases del himno nacional italiano. «El deporte es lo más patriótico que existe e inspira orgullo nacional», declaró Armani tras la presentación . «Me gustan los atletas por su disciplina y seriedad», continuó, «aunque la moda cubre el cuerpo y el deporte lo revela, en cierto sentido, dándole vida».
El exclusivo Armani/Privé Club de Milán se convirtió, el pasado mes de mayo, en el escenario elegido por el célebre creador para presentar su última colección olímpica, que vestirá a la selección italiana en Milano Cortina . Los uniformes están confeccionados en un tono blanco lechoso, realzados con la palabra «Italia» bordada en letras tridimensionales. Cada atleta recibirá un kit completo especialmente diseñado para los rigores de la nieve. «Elegí un solo color, el blanco, para evocar la armonía con las cumbres nevadas. Entre los valores del deporte, el respeto es quizás el más importante, y lo he expresado a través de una visión de simplicidad, claridad y pureza», explicó Armani.
Su conexión con el panorama de los deportes de invierno no es nueva; comenzó en 2012 con colaboraciones con escuelas de esquí italianas y suizas, continuó con los eventos del «Winter Tour» e involucró al Comité Olímpico Nacional Italiano para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Invierno de Sochi 2014, Pyeongchang 2018, Pekín 2022 y el Campeonato Mundial de Esquí de 2023. Hoy, la campeona de esquí alpino Sofia Goggia se encuentra entre las atletas que mejor encarnan la estética de Armani.
El fútbol fue otro ámbito importante donde Armani dejó huella. Su relación con la Federación Italiana de Fútbol se consolidó en 2019, cuando Emporio Armani comenzó a vestir a las selecciones nacionales masculina, femenina y sub-21. La colaboración alcanzó su punto álgido en la Eurocopa 2020, cuando la Squadara Azzurra levantó el trofeo con los trajes de etiqueta de la marca. El vínculo con la camiseta nacional continuó durante la Eurocopa del año pasado, pero su origen se remonta al Mundial de 1994 en Estados Unidos, donde el diseñador diseñó las equipaciones que lució Italia hasta la final, derrotada ante Brasil. Estos uniformes se inspiraron en la sobriedad de Enzo Bearzot, el seleccionador nacional que levantó el trofeo en 1982.
La misma filosofía de combinar estilo y espectáculo se extendió al fútbol de clubes. A partir de 2021, el Nápoles se convirtió en el laboratorio más visible de la línea EA7 Emporio Armani, luciendo prendas tanto en la Serie A como en la Champions League que ofrecían moda y funcionalidad. Los trajes híbridos azul medianoche, diseñados para viajes y eventos oficiales, consolidaron la estética Armani en el club más laureado de Italia. Recientemente, la Juventus se unió a la saga con acuerdos para las temporadas 2025/26 y 2026/27. Más allá de Italia, Armani exportó esta elegante visión del deporte a grandes instituciones como el Chelsea, el Bayern de Múnich y la selección inglesa, demostrando que la alta costura podía dialogar con el fútbol y convertirse en un lenguaje universal en el tejido deportivo.
La participación de Armani en la Fórmula 1 marcó un nuevo capítulo en su determinación por explorar el deporte a través de la elegancia. En marzo de 2021, la casa anunció un acuerdo plurianual con la Scuderia Ferrari para patrocinar y suministrar ropa oficial y de viaje para la dirección del equipo, los pilotos y el personal técnico. La colección incluía piezas diseñadas para eventos ceremoniales y la logística de cada gran premio. La colaboración, presentada por la firma como un gesto que promovía la “excelencia italiana”, tuvo un impacto visual inmediato: Charles Leclerc y Carlos Sainz aparecieron en campañas y eventos públicos con trajes y abrigos que lucían el sello sobrio y funcional del taller milanés.
Esta colaboración no fue un simple ejercicio de imagen de marca; Armani diseñó un vestuario de viaje formal específico, adaptado al ritmo del paddock —un vestuario de cortes limpios que combina comodidad y presencia en aeropuertos, paddocks y recepciones oficiales— y lo presentó como una forma de «crear un diálogo sinérgico entre diferentes disciplinas» para promover la excelencia italiana. Como declaró Armani en el anuncio: «Ferrari es un símbolo mundialmente famoso de Italia y estoy orgulloso de esta colaboración», palabras que resaltan la importancia simbólica del acuerdo.
El artista milanés también exploró el tenis, convirtiéndolo en otro gran escaparate. A través de EA7 Emporio Armani, la marca se ha consolidado como un actor clave en el circuito profesional: proveedor oficial de las Nitto ATP Finals, presente en más de 60 torneos del ATP Tour y cuatro Grand Slams, diseñando ropa técnica para jueces de línea, recogepelotas y personal del evento. Su influencia se extiende al Internazionali BNL d’Italia, uno de los torneos más emblemáticos del calendario, donde la estética sobria y funcional de Armani se fusiona con la intensidad del tenis de élite.
Pero el compromiso va más allá de los grandes escenarios: Armani ha tejido una narrativa que combina tradición, innovación y carisma individual. Cada año, el Giorgio Armani Tennis Classic transforma el Hurlingham Club de Londres en una pasarela de glamour y talento, reuniendo a leyendas como Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y Pete Sampras antes de Wimbledon. Esta presencia institucional se complementa con una sólida estrategia de embajadores: Fabio Fognini, pionero en 2019 con prendas técnicas que incorporan la tecnología VENTUS7, sentó las bases que figuras como Matteo Arnaldi, quien en 2025 declaró a Tennis : «Para mí, es un privilegio… ahora tengo a Armani», continúan hoy. Junto a ellos, nombres como Veronika Kudermetova, Nikoloz Basilashvili y Aleksandr Bublik refuerzan la narrativa de una marca que proyecta el genio italiano desde la cancha.
Los vínculos deportivos que estableció la casa de alta costura trascendieron la estética cuando, en 2008, Armani se convirtió en propietario del equipo de baloncesto Pallacanestro Olimpia Milano, también conocido como EA7 Emporio Armani Milano. Lo que comenzó como un acto de mecenazgo terminó rescatando a un club en crisis, con números rojos, resultados mediocres y una afición desmoralizada. Armani se encargó de reconstruir una institución histórica, inculcando la misma disciplina y claridad que definieron sus colecciones. El Olimpia no solo recuperó la estabilidad financiera, sino que también se reestableció como un escaparate del baloncesto europeo: siete títulos de liga, varias copas y supercopas, que culminaron con su regreso a la Final Four de la Euroliga en 2021, un hito no alcanzado desde 1992.
Armani describió esta aventura en QuiFinanza como una promesa cumplida. “Cuando decidí tomar el control, la empresa estaba en crisis. Quería darle a la ciudad y a la afición un proyecto digno de la historia del club. No podía imaginar el esfuerzo requerido, pero tras años de trabajo, confianza y estrategia, logramos que el Olimpia volviera a contar”. Para él, el baloncesto era más que un deporte; era una metáfora de su arte, un juego de velocidad, precisión y armonía colectiva. Así, el Mediolanum Forum se convirtió en un escenario donde la pasión por la cancha se entrelazaba con la virtud de vestir bien.
La biografía de Armani deja un vasto e imborrable legado en el mundo deportivo de las últimas décadas. Como destacó su compañía el jueves, su trabajo continuó hasta sus últimos días, dedicado a la empresa, a las colecciones, a los diferentes y siempre nuevos proyectos que existen y se desarrollan. Armani creó una visión que abarcaba desde la moda hasta todos los aspectos de la vida, anticipándose a los nuevos tiempos con extraordinaria claridad y precisión. Su familia y sus empleados impulsarán el grupo hacia adelante, respetando y dando continuidad a estos valores.
La noticia de su fallecimiento desató una oleada de reacciones en el mundo del deporte mundial. El presidente del Comité Olímpico Italiano, Luciano Buonfiglio, lo describió como «la medalla de oro de la elegancia», mientras que Gabriele Gravina, presidente de la federación de fútbol, lo llamó «el verdadero rey de la moda». Dan Peterson, el legendario entrenador del Olimpia Milano, lo describió como «el Leonardo da Vinci de los tiempos modernos», e incluso recordó anécdotas personales que ilustran la rigurosa atención de Armani a cada detalle.
La resonancia trascendió mucho más allá de Italia. Charles Leclerc, piloto de Ferrari y uno de los rostros de las campañas de Armani, declaró: «Fue un honor conocer y trabajar con una persona tan increíble. Te echaré de menos». La Juventus, el Inter y el Milán se unieron al duelo, al igual que el Real Madrid, que emitió un comunicado destacando su doble condición de icono de la moda y propietario del Olimpia Milano .
Desde el gobierno, el ministro de Deportes, Andrea Abodi, lo describió como “un genio creativo de la moda y el emprendimiento italiano”, mientras que los presidentes de la Euroliga y la federación de tenis recordaron su influencia en la internacionalización del deporte nacional. “Con Giorgio Armani, nos deja un símbolo de excelencia y un compañero de viaje extraordinario”, resumió el presidente de la Fundación Milano Cortina 2026, Giovanni Malagò, en un epitafio que captó el sentimiento generalizado: el deporte había perdido a su más elegante mecenas.
Hoy, con su fallecimiento, Italia despide no solo al creador que cambió nuestra forma de vestir, sino también al hombre que transformó el espectáculo del deporte nacional en un escaparate estético y sofisticado para el mundo. Su obra, que abarca escenarios tan dispares como las cumbres nevadas de Cortina, los circuitos de Fórmula 1, el parqué del Mediolanum Forum y el césped del Estadio Diego Armando Maradona, perdurará como testimonio de un estilo que también fue una forma de competir.
