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Nuevos inmortales se emocionan en ceremonial

Nuevos inmortales se emocionan en ceremonial
domingo 21 octubre, 2012 - 2:54 PM

SANTO DOMINGO. Si representar al país en eventos internacionales constituye un lujo para cualquier atleta, igual de significativa es la honra de alcanzar el más alto honor destinado para un deportista, una vez abandona los escenarios de competencia.

Asi se sintieron este domingo siete personalidades que escribieron con letras doradas parte de la historia del deporte nacional.

Aquiles Peña, Juan Guzmán, José -Maíta- Mercedes, Felicia Candelario, Dulce María Piña y Ricardo Gioriber Arias dejaron brotar a raudales sus emociones al ser instalados en el templo de la inmortalidad del deporte dominicano.

Estos seis protagonistas, más el fallecido Hanns Hieronimus, coronaron sus gloriosos pasos por el deporte al recibir el alto honor de ser exaltados como inmortales en el XLVI Ceremonial celebrado este domingo en el nuevo Anfiteatro del Pabellón de la Fama, situado en la parte oeste del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.

Cuatro de ellos, Maíta, Piña, Candelario y Peña, todos por más de una década fueron dignos representantes de los colores nacionales en competencias internacionales de todo nivel.

Guzmán fue un gran embajador del béisbol profesional como lanzador estelar en la década de los 90’s con los Azulejos de Toronto, equipo al que ayudó a ganar las Series Mundiales de 1992 y 1993.

De su lado, Gioriber Arias es catalogado como el más grande hacedor de atletas que deporte haya tenido en el país y recibe la inmortalidad como propulsor del voleibol, deporte al que está ligado desde los últimos 57 años como atleta, árbitro, entrenador y dirigente tanto en el ámbito asociado como federativo.

Otro que tuvo sobrados méritos fue Hieronimus, un alemán de origen que aplatanó en el país a la edad de 21 años, y hasta las horas finales de su existencia en 1983, se convirtió en el más grande propulsor del tenis de mesa y en uno de los padres de ese deporte. Empero, su labor de promotor del deporte no se limitó sólo a la disciplina de la mesa y la raqueta.

“Es un gran día, un momento de un inmenso privilegio,” manifestó Felicia Candelario, una de las más notables atletas de velocidad que ha conocido el atletismo nacional.

Ganadora de múltiples medallas en eventos internacionales como Juegos Centroamericanos y del Caribe, afirmó que “el orgullo que siento hoy solo es comparado al que me embargaba cada vez que representaba a mi país.”

Juan Guzmán definió el momento de su exaltación como “algo inmensamente maravilloso”, una vez llegó al podium para expresar sus palabras de agradecimiento. El Ceremonial fue patrocinado por Claro y apoyado por los bancos Popular y del Reservas, Fundación Brugal, Joyería Brador, Liga de Béisbol Profesional, Licey, Toros, Escogido, Gigantes, Estrellas, Aguilas, Club Naco, Fundación Igneri y el Ministerio de Deportes, entre otras.

“El compromiso con la sociedad, sobre todo con la niñez y la juventud, viene de ahora en adelante. Esta exaltación me impulsa a hacer mayores aportes y me da la fuerza para seguir haciendo la labor social que llevamos a cabo a través de nuestra fundación,” comentó Juan Guzmán.

Maíta Mercedes, uno de los armadores más notables del baloncesto nacional y de los más ofensivos de su posición, se consideró un afortunado “por hacer alcanzado el más alto honor que una persona conseguir en el deporte.”

“Soy un privilegiado que he conseguido este honor por tener detrás de mi una gran organización como el Club Los Mina, una excelente familia, excelentes entrenadores que me llevaron por el camino correcto y grandes compañeros de los cuales aprendí como jugador,” manifestó Maíta, quien hoy exitoso también dirigente del basket dominicano.

Aquiles Peña, uno de los más notables jugadores dominicanos tanto en el país como con la selección de béisbol amateur, declaró que la exaltación los compromete a seguir siendo ejemplo de la sociedad.

“Tenemos el compromiso de que nos sigan viendo como referentes para quienes nos siguen puedan sentirse motivados a dar los pasos que nosotros ya hemos dado,” explicó Peña.

Arias utilizo sus primeras palabras para agradecer a Dios, señalando que “sin él no hubiera estado aquí ahora mismo. Después, mi esposa es la gran responsable de todo esto. Ha sido mi sostén para que yo pudiera realizar las cosas que hoy me han traído hasta el sagrado recinto de la inmortalidad,” dijo en referencia a su edecán y compañera Mayo Sibilia, quien también es una futura inmortal del deporte.

Dulce Piña dijo que para ella es una honra ser la primera judoka dominicana, como mujer, que llega al Salón de la Fama. La sanjuanera se une a Radhamés Lora Salcedo, Juan Chalas y Mamoru Matsunaga.

“Espero que detrás de mi vengan muchos más judokas que tienen los meritos para ser inmortalizdos. Hombres y mujeres,” precisó la tres veces medallista de plata en Juegos Centroamericanos y del Caribe, ganadora de un bronce en Juegos Panamericanos y primera judoka en su género que asistió a unos Juegos olímpicos (a los de Atlanta ’96).

En representación de Hieronimus estuvo su viuda Julia Lora, quien dijo que “hoy estoy triste y alegre por Hanns.”

“Si, por designios de Dios, Hanns no está aquí hoy con nosotros, la familia agradece al Creador por permitirnos recoger la buena obra sombrada por mi difunto esposo, y agradecemos a los miembros del Pabellón de la Fama por reconocer lo que Hieronimus hizo en vida por el deporte y en particular por el tenis de mesa,” puntualizó la santiaguera Julia Lora.

El Ceremonial de la Fama fue patrocinado por Claro-Codetel y estuvo dedicado al laureado atleta Félix Sánchez, ganador de medalla de oro en los pasados Juegos Olímpicos de Londres-2012, Inglaterra, en la prueba de atletismo de 400 metros con vallas.

Sánchez fue homenajeado junto a la voleibolista Milagros Cabral, el reverendo padre César Hilario, el Orfeón de Santiago que dirige éste religioso, y se recordó a los caídos en la Tragedia de Río Verde de 1948.

Los atletas olímpicos Luguelín Santos (Bandera Nacional), Brenda Castillo (Bandera del Pabellón), Yamilet Peña (el Laurel) y Beatris (el Machete) Pirón fueron los porta insignias, mientras que el general (r) Marcos Jiménez fue el Presidente de Honor del Ceremonial de la Fama.

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