LA HABANA (AP) — Aunque en los últimos tiempos las esquinas de pueblos y ciudades de Cuba se llenan de niños que juegan al fútbol, no hay duda de que el deporte nacional es el béisbol.
¿Y el boxeo? Sencillamente levanta pasiones en la isla. Desde la década de 1960, Cuba se llevó a casa 41 medallas olímpicas de oro y arrasó con 77 títulos en los mundiales de la disciplina de los puños.
Ahora púgiles, entrenadores y aficionados recibieron positivamente el anuncio de que por primera vez, en seis décadas, las autoridades permitirán a los peleadores cubanos insertarse en el circuito profesional, lo cual daría estímulo económico a los atletas y posiblemente evitará la emigración de los talentos.
El salto del amateurismo a la actividad rentada significa un cambio de filosofía, pero también una adecuación a los tiempos, reconocieron cultores y amantes del deporte.
“Es una revolución adentro del boxeo cubano, es una cosa muy buena que los boxeadores puedan ingresar su dinero para mantener a su familia, su estatus de vida”, dijo a The Associated Press, el entrenador Alberto González, mientras corregía a sus pupilos, les cerraba un puño, acomodaba un brazo o les exigía la guardia correcta durante una sesión en el gimnasio estatal Rafael Trejo de La Habana Vieja.
González tiene 61 años y 42 vinculado a este deporte, primero como peleador y posteriormente como mánager. Toda su vida la pasó bajo la filosofía del predominio del amateurismo:
“Siempre se ha boxeado por un gusto particular, pero bueno, si ahora hay ese incentivo es mejor para la vida, que está eso tan difícil aquí”, opinó.
Esta semana, durante una comparecencia televisiva, el vicepresidente del Instituto Nacional del Deporte, Ariel Sainz, y el líder de la Federación Cubana de Boxeo, Alberto Puig de la Barca, informaron que se había firmado un contrato con una empresa mexicana para que represente a los atletas cubanos en circuitos profesionales.
Los atletas irán a pelear acompañados por sus entrenadores y médicos, pero se prepararán en la isla. Las estrellas tendrán convenios por tres años y los talentos emergentes podrían ir pactando peleas en carteleras que comenzarán a concretarse en mayo.
El 80% de los ingresos será para los peleadores y el resto se repartirá según el caso entre la federación y el resto del equipo.
Para los directivos, la nueva política permitirá a los boxeadores mejorar su preparación y se tendrá una mejor caracterización de los rivales extranjeros.
Sin embargo, no es un secreto que los dirigentes deportivos han tenido que pasar el mal trago de ver desertar de campeonatos –o salir del país disimuladamente– a talentos jóvenes atraídos por los convenios lucrativos en el extranjero, un fenómeno notorio en estos años al tiempo que el país vive una agudizada crisis económica.
Figuras como Guillermo Rigondeaux, Erislandy Lara, Herich Ruiz, Kevin Brown y Robeisy Ramírez son algunos de los estelares medallistas que se fueron en estos años.
“El boxeo cubano es un arte, los boxeadores cubanos son esgrimistas”, comentó a la AP Arnold Bigñotte, un entrenador cubano radicado en Argentina y padre de un joven del mismo nombre que a los 25 años es parte del Equipo Cuba, la selección nacional.
Bigñotte consideró positivo el anuncio al recalcar que incluso evitará la migración de talentos, siempre y cuando no se quede en palabras.
“Una cosa es lo que se habla y otra lo que se va a hacer. Depende de lo que el gobierno haga va a seguir la emigración, porque si juegan con la plata de la gente va a seguir lo mismo”, comentó.
Ni el directivo Sainz, ni su colega Puig de la federación ofrecieron detalles de los convenios. Tampoco los nombres de los que arrancarán en los circuitos profesionales pero Roniel Iglesias, Arlen López, Julio César La Cruz y Andy Cruz figuran entre los favoritos de la afición en la isla por sus logros y estilos de pelea.
A los jóvenes, la posibilidad de ganar como profesionales competencias mundiales les ilumina los ojos.
“Pienso que sea beneficioso para mí y mi futuro”, comentó a la AP, George Jesús Rondón, un púgil de 17 años que hace tres se entrena cada día.
Grandes boxeadores se formaron en Cuba antes de la Revolución — Kid Chocolate, Kid Gavilán, Relámpago Sagüero o Puppy García–, pero no fue hasta esta, que comenzó a desarrollarse una escuela oficial.
Niños con aptitudes son captados desde edades tempranas e ingresan a instituciones deportivas públicas. En 1961 bajo el influjo del fallecido líder Fidel Castro se instauró el amateurismo en todas las disciplinas y en todo caso los deportistas de alto rendimiento recibían de parte del Estado un estipendio y estímulos —una casa, un auto, pago en metálico extra en los últimos años—.
“El deporte no es, en nuestra concepción, un instrumento más del mercado de lucro de promotores, agentes y toda la fauna de parásitos que se alimentan del esfuerzo del atleta”, recalcó en 2005 el entonces presidente Castro.
Tanto Sainz como Puig insistieron en que el ingreso de los boxeadores al circuito profesional no estará por encima de los compromisos olímpicos. La aprobación se dio luego de que los propios púgiles ya tuvieran algunos asaltos con profesionales en series mundiales últimamente, dijeron.
Pero la afición está consciente de que un cambio más grande está llegando con la nueva medida.
“Le digo los pensamientos que me vinieron a la mente cuando estaba escuchando la información: primero el legado del comandante en jefe (Castro)… él tenía otra visión del deporte, pero los tiempos cambian”, dijo a la AP Nelson Gómez, un profesor de cultura física especialista en salud.