Río de Janeiro. Doce años después, China volvió a proclamarse campeona olímpica tras vencer este sábado a Serbia, por 3-1, un emocionante partido en el que las eslavas llegaron a adelantarse en el marcador, aunque acabaron viéndose superadas por la tenacidad de las asiáticas y por los imparables remates de su estrella, Ting Zhu.
La ahora tres veces oro olímpico, tras las preseas conquistadas en Los Ángeles 1984 y Atenas 2004, se dejó sorprender en un primer set en que las europeas dieron una exhibición de garra, pero a partir de la segunda manga China mostró una gran superioridad que le llevó a la victoria con parciales de 19-25, 25-17, 25-22 y 25-23.
El combinado serbio comenzó atacando con fiereza, pero las asiáticas consiguieron, en un principio, repeler los remates de sus rivales gracias a un excelente trabajo en equipo.
La rabia con la que atacaban las europeas, unido a su férrea defensa en la segunda línea, que no daba un solo balón por perdido, acabó siendo demasiado para unas chinas que empezaron a hacer aguas atrás y que no conseguían que sus remates hicieran mella en sus oponentes.
China llegó a solicitar un desafío evidentemente innecesario sólo para enfriar el ritmo de las eslavas. Y lo consiguió.
Se inició a continuación un nuevo encuentro marcado por jugadas eternas, en los que los contraataques se sucedían y los puntos caían a cuentagotas y, casi siempre, tras un rechace que se iba al limbo.
La estrella serbia, Tijana Boskovic, acaparaba el juego ofensivo de las eslavas y posibilitó una nueva escapada de su equipo, aunque también cometía demasiados fallos con remates excesivamente fuertes que terminaban fuera de la pista, lo que impedía que las europeas abrieran una brecha aún mayor.
En cualquier caso, la ventaja fue suficiente para que las europeas, que ya se habían asegurado en Río la primera medalla olímpica de su historia, establecieran el 0-1 en el marcador.
El guión cambió completamente en la segunda manga con la irrupción de Ting Zhu, un tanto apagada al comienzo del encuentro, y con dos ‘aces’ que llevaron al conjunto dirigido por Ping Lan a establecer una diferencia de seis puntos mediado el período.
Las serbias daban la sensación de no comunicarse entre sí y concedían puntos fáciles a sus rivales en jugadas en las que apenas unos minutos antes hubieran acudido no menos de dos jugadoras al rechace.
En la segunda línea, la líbero Silvija Popovic apenas podía rechazar los cañonazos de Zhu que salían rebotados hacía las gradas y le valían un buen número de puntos a unas asiáticas que acabaron firmando el empate.
La historia se repitió en un nuevo período en el que incluso el marcador volvió a reflejar un 15-10 a favor de China.
La selección serbia no bajó los brazos en ningún momento y consiguió frenar el avance de sus oponentes hasta llegar a amenazar con ‘robarles’ el set a las orientales; pero, una vez más, Zhu zanjó el amago de revolución de las europeas y, con un remate primero y un ‘ace’ después, sentenció la manga.
Al inicio del cuarto período Brankica Mihajlovic consiguió poner por delante a las eslavas, pero las chinas le dieron la vuelta a la situación en apenas un par de jugadas.
Un remate y un bloqueo de Boskovic volvieron a adelantar a Serbia, pero China seguía en un estado de gracia ofensivo que llevaba a todas sus jugadoras a rematar con gran efectividad.
Las europeas habían recuperado esa garra del primer set que les llevaba a lanzarse de cabeza a por cualquier balón, pero finalmente las ahora seis veces medallistas olímpicas recuperaron la iniciativa en el electrónico.
La selección serbia, que logró empatar la manga a veintitrés puntos, no estaba dispuesta a darse por vencida.
En ese momento, Zhu con un potente remate, que tiró al suelo a una Maja Ognjenovic que quedó desorientada, pareció querer resumir en una imagen lo que había sido un partido en el que, a pesar de su garra, Serbia no habría de ser capaz de mantenerse en pie ante las constantes acometidas de China.
Un último remate de Ruogi Hui puso punto y final a un partido en el que Zhu fue la máxima anotadora con 25 puntos en su haber y, sobre todo, que permitió a China recuperar el oro olímpico después de doce años de espera.