La combinación José Ludwig Rubio-Luguelin Santos dio sus frutos desde muy temprano. Luguelin se da a conocer en los Juegos Deportivos Escolares 2008, con sede principal en el Centro Olímpico. Luego de ahí se produce un hecho especial con Luguelin.
El velocista se marcha luego hacia Bayaguana y es detectado allí como talento por parte de la Federación Dominicana de Ciclismo. Ludwig pierde contacto por estar atento a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, en su condición de presidente de la Federación Dominicana de Asociaciones de Atletismo. Luguelin gana su prueba de ciclismo y entonces es reclutado por Juan Luis Rodríguez, entonces presidente de la Fedoci. Luguelin retorna al Distrito Nacional, pero su afán es el atletismo.
Ahí viene el contacto más directo con Ludwig. Cada vez que Luguelin cruzaba por la pista, camino al Liceo Secundario Unión Panamericana, donde estudiaba, le solicitara a Rubio que por favor lo reintrodujera atletismo. La petición fue insistente por días. Pero estaba lo del recelo atlético y Rubio no quería quitarle el atleta a ciclismo. Pero tanto da la gota sobre la piedra… hasta que finalmente Rubio se ve compelido a conversar con Juan Luis, quien cede al atleta sin tropiezos.
Ahí se acentúa la combinación Santos-Rubio. El atleta dejó aparcado todo intento del ciclismo. Luego en menos de dos años da su primer fruto, bajo la dirección de Rubio, al ganar dos oro en los primeros Juegos Olímpicos de la Juventud, Singapur 2010.
De la oficina a la pista
En noviembre de ese año, Rubio pierde las elecciones por la presidencia de la Federación y entonces se decanta como coach, ya no de manera compartida, sino a tiempo completo.
Antes Rubio declinó seguir en sus funciones empresariales y dedica su vida a lo que en realidad le apasiona: el atletismo, deporte al que ha estado ligado por unos 27 años.
Ha agotado diferentes ciclos dentro del atletismo. El último de todos es el de “coach”. El cambio ha sido beneficioso. Rubio es el “coach” de un grupo de atletas, el de más brillo, Luguelin, quien ofrece al país una medalla de plata en los pasados Juegos Olímpicos de Londres 2012, quinta presea que alcanza la nación quisqueyana.
“Me defino como un soldado de Dios y del atletismo”, apunta Rubio, quien antes de ser dirigente federado administraba una empresa familiar; fue egresado de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde se tituló con honores, cum laude, en administración de empresas. Ocupó puestos ejecutivos en empresas reconocidas, pero dejó todo eso por el atletismo.
Señala que lleva 27 años ligado al atletismo desde atleta juvenil, de mayores, dirigente provincial, entrenador de la provincia (Santiago), entrenador nacional, miembro del comité ejecutivo de la Federación, presidente de la Federación y ahora entrenador de atletas de élite y de atletas olímpicos. “Creo que pocas personas han cumplido en el deporte los diferentes roles en una carrera deportiva, Dios nos ha dado la bendición de haberlo cumplido”.
Más allá de Luguelin
Además de la plata olímpica, Rubio ha llevado a Luguelin a dos medallas de plata en Juegos Panamericanos, Guadalajara 2011 (400 metros y relevo 4×400); récord nacional de la distancia; oro en el Mundial juvenil de Barcelona 2012 y colíder de la Liga Diamante.
Pero en los Juegos de Londres hubo otros protagonistas dirigidos por Rubio. “Teníamos seis atletas bajo nuestra tutela en Londres, Mariely Sánchez, Raysa Sánchez, Winder Cuevas, Gustavo Cuesta, Arismendy Peguero y Luguelin Santos, que es el que tenía mayor probabilidad a nivel individual”, señala. Mariely es la dueña del récord nacional de los 200 metros.
Además de ese grupo María Mancebo también está dentro de su grupo. Mancebo rompe, bajo Ludwig, el récord de los 3,000 metros con obstáculos.
El secreto de su éxito
La inspiración de Rubio es Clyde Hart, el coach de Jeremy Wariner (ganador de tres preseas doradas en Juegos Olímpicos y cinco en Mundiales de atletismo).
Cuando decide ser entrenador de velocidad, entonces se estudia “la historia” de Clyde a quien ha conocido personalmente. Nada de perder el tiempo como coach, es una de sus claves. “Hemos estado en campeonatos mundiales y en Juegos Olímpicos, no podemos ir a ver a Usain Bolt y a tomarnos foto con él. Yo no tengo una foto con un atleta de élite mundial y sin embargo almuerzo y comparto con ellos todo el año”, dice.
“Pero yo voy a hacerle preguntas, incluso cómo le trabajan los fisioterapeutas a ellos y al lunes siguiente, algo de eso que vi en el fin de semana, de seguro mis atletas van a sentir que le añadí un elemento nuevo”, más aun, “tenemos que capacitarnos más, leer más, el Internet no lo inventaron para chatear, ahí hay de todo. Y ha sido la diferencia de nosotros, lo que ha sido el secreto de mi éxito: aprender de los demás”.
Insiste en que “leer” es uno de los puntos clave en su éxito como entrenador.
Rubio muestra el talento criollo
La primera presea dominicana en Juegos Olímpicos fue de Pedro Julio Nolasco, un bronce en boxeo. En su esquina estaba el fenecido Ruddy Zapata y Nelson Marte. De las otras cinco medallas, Félix Sánchez (dos de oro), Félix Díaz (oro), Gabriel Mercedes (plata) y Luguelin (plata), todas han tenido manos de entrenadores extranjeros, excepto Luguelin. “Debemos creer en los entrenadores dominicanos, darle la oportunidad de que trabajen”, dijo Rubio. “He dicho siempre que nosotros somos los que tenemos mayor interés en descubrir los que mañana serían los representantes del país”, dijo Marte.
Rubio
“Leer y conocer no pesa y si uno trata de perseguir a los grandes, se supone que algo te va a llegar y ahí están los resultados”.
Entrenadores:
“Todo está hecho en el deporte, lo que hay que saber es cómo lo aplicamos y de qué manera puede ser de beneficio”.