Xalapa, México
Las condiciones para jugar el tenis de mesa no es la misma para David Vila que para la mayoría de sus adversarios, el atleta dominicano nació con el brazo izquierdo más corto producto de una deformación congénita. Nada de eso le impide moverse con agilidad, sacar un rápido servicio e incluso ganar partidos.
Su mano libre, como le llama en ese deporte a la que no lleva la raqueta, no lo es, pues nunca la ha tenido. Sin embargo, eso no lo ata a sentirse menos que nadie, tampoco le baja la autoestima.
“Hago todo lo que hace una persona normal, nada me lo impide, porque hay mucha gente que cuando nace con problemas y piensa que no puede hacer nada y Dios me dio este don, tengo que aprovecharlo”, explica el miembro de la selección nacional de tenis de mesa que asiste por primera vez a unos Juegos Centroamericanos y del Caribe.
El atleta de 20 años, que sustituyó a su primo Juan Vila Jr, quien quedó fuera por una lesión en la representación criolla que participa en estos juegos, sostiene que el paso de los años le ha permitido convertirse en un ser humano más fuerte para adaptarse a jugar con una de sus extremidades superiores incompletas.
“Antes se me hacía más difícil, pero ya me siento como una persona normal jugando, ya que tengo 15 años practicando este deporte”, expresa uno de los miembros de la camada de jóvenes atletas de esa disciplina y medallista de bronce por equipo en el Campeonato Latinoamericano de ese deporte el año pasado en El salvador.
Experiencia inolvidable
El año pasado asistió a un campeonato paralímpico que se celebró en Argentina, en el que no lo dejaron participar, debido a que su nivel de juego estaba por encima de los que tienen alguna discapacidad física al igual que él.
“Mi manito tenía tres centímetros menos de la que clasifica la Federación Internacional de Tenis de Mesa y no me dejaron jugar, me vieron muy bueno jugando ese deporte, quedé sorprendido y me dijeron que fuera a Europa a ver si me dejan participar”, describe el miembro de una familia con un largo historial dedicado a ese disciplina y que le dado grandes lauros al país.
El novel deportista es estudiante de derecho en la Universidad O&M de Santiago, además es profesor de tenis de mesa en el club Amaprosan, donde imparte clase de ese deporte los viernes y sábados.