SEÚL. Una delegación surcoreana viajó este martes a Corea del Norte por primera vez en casi dos años en el marco de los preparativos para los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang en febrero.
La visita ocurre en momentos que Pyongyang pidió a Seúl que se disculpe por una manifestación hostil en Corea del Sur.
Los Juegos de Pyeongchang, que se celebrarán del 9 al 25 de febrero, permitieron un acercamiento histórico entre ambos países tras dos años de tensiones provocadas por la aceleración de los programas balístico y nuclear norcoreanos.
Sin embargo, los esfuerzos diplomáticos del presidente surcoreano de centroizquierda Moon Jae-In están lejos de contar con el respaldo unánime en su país.
Los detractores del presidente de Corea del Sur consideran que este ha ido demasiado lejos en las concesiones para agradar al imprevisible vecino y lo acusan de haber sacrificado el sueño olímpico de los deportistas surcoreanos por motivos políticos.
Seúl y Pyongyang decidieron recientemente que el Norte participará en estos Juegos, que ambos países desfilarán juntos tras una bandera de Corea unificada y que tendrán un equipo femenino conjunto en hockey sobre hielo.
Corea del Sur enviará a esquiadores a la estación de Masikryong, en el Norte, para que se entrenen junto con los deportistas norcoreanos y participará en un acto cultural en el país vecino, en la región del monte Kumgang.
Desde que el dirigente norcoreano Kim Jong-Un anunció el 1 de enero la posible participación de su país en los Juegos, la península ha sido escenario de una intensa actividad diplomática.
Doce responsables surcoreanos entraron en el Norte este martes para una visita que debería durar tres días, según la agencia surcoreana Yonhap.
– Tensiones vivas –
Seúl lleva tiempo presentando los Juegos de Pyeongchang como los “Juegos de la Paz”, capaces de aliviar las tensiones intercoreanas.
Pero en el Sur se multiplican las críticas contra la política del mandatario.
El lunes un grupo de personas quemó una bandera de Corea del Norte y un retrato de Kim Jong-Un durante una manifestación en Seúl.
Este acto fue calificado por un miembro del Frente Democrático para la Reunificación de Corea, un movimiento norcoreano, de ataque contra “la dignidad del líder supremo” cometido por “traidores” y “psicópatas”.
“Es un grupo de gánsteres repugnantes”, dijo el Frente en un comunicado emitido por la agencia oficial norcoreana KCNA, donde lo consideró “un crimen de odio inaceptable”.
Los norcoreanos también exhortaron a Seúl a “disculparse con la nación” por esta provocación y a tomar medidas para que no se vuelva a repetir una manifestación similar.
En respuesta a esta última polémica y a las protestas, la presidencia surcoreana pidió el martes a la población tener la misma disposición para recibir a todos los países participantes en estos Juegos.
“El pueblo debe permanecer unido”, declaró a periodistas Park Soo-Hyun, portavoz de la presidencia del Sur. “Tenemos que recibir dignamente a nuestros invitados”, indicó.
– Desfile militar en el Norte –
La visita de la delegación surcoreana ocurre al día siguiente que una delegación del Norte terminara un viaje al Sur, por primera vez en cuatro años.
La delegación norcoreana, encabezada por la líder del grupo femenino de pop Moranbong, muy popular en su país, supervisó los lugares y otros detalles de las presentaciones de los artistas que actuarán en las ceremonias de los Juegos, como parte del acuerdo entre las dos Coreas.
Otro grupo norcoreano viajará el jueves a Seúl para verificar la logística de su delegación durante los Juegos Olímpicos de Invierno.
A pesar de esta distensión deportiva, Corea del Norte está preparando un desfile militar para el 8 de febrero, víspera de la inauguración de los Juegos Olímpicos, para celebrar la creación en 1948 del Ejército Popular de Corea (APC) por Kim Il-Sung (1912-1994).