Estados Unidos consiguió su quinto oro consecutivo, séptimo en total, al vencer por 86-50 a Francia en la final del torneo olímpico de basquetbol femenino que se disputó en el North Greenwich Arena de Londres.
Las estadounidenses, que no se bajan de lo más alto del podio desde Sydney 2000, dominaron en todo momento el marcador, aunque las francesas opusieron una fuerte oposición hasta mediado el tercer cuarto, en el que las ventajas se agrandaron y se hicieron insalvables.
El intercambio de canastas y el juego controlado que impuso Francia, gracias a su defensa, fue la tónica de los primeros minutos de la final, hasta que Estados Unidos decidió dar el primer giro al partido y comenzó a agobiar al ataque francés con una presión tras canasta, suficiente para llegar al final del primer cuarto con ventaja de cinco puntos, 20-15.
Pese a este primer revés, las jugadoras francesas no le volvieron la cara al partido y siguieron con un baloncesto directo, lanzando a la menor oportunidad, lo que les permitió no descolgarse en el marcador.
Las estadounidenses aumentaron su ventaja y se marcharon al vestuario con doce puntos de ventaja (37-25) gracias a su superioridad bajo los aros y a las rápidas transiciones en ataque.
El cansancio y un aumento de la presión en la defensa de las estadounidenses acabó por hundir a Francia, que aceptó un parcial de 26-12 en el tercer cuarto que sentenció el partido, 63-37.
Con la victoria la totalmente decantada, ambas selecciones se relajaron, aflojaron en defensa y aceptaron un intercambio de canastas más o menos equitativo, manteniendo la diferencia del marcador alrededor de los treinta puntos, perfectamente indicativo de la superioridad de las norteamericanas.
Estados Unidos consigue su quinto oro olímpico consecutivo y Francia irrumpe en la competición con una medalla de plata que augura éxitos futuros dada la juventud de muchas de sus jugadoras.