LONDRES (AP).— Errar penales en una final de fútbol internacional ya era lo suficientemente malo para tres jugadores negros de la selección inglesa. Ser sometidos a un torrente de lesiones racistas en las redes sociales después empeoró todo.
Los racistas les dedicaron emojis de simios. Les exigieron que se marcharan a casa, si bien eran ingleses y estaban en su país.
“Es algo estúpido”, dijo Nedum Onuoha, jugador negro retirado durante militó en las divisiones principales del fútbol de Inglaterra y Estados Unidos 16 años. “Pero, ¿acaso nos sorprende?”.
Se trata de la forma más reciente de racismo, alimentado por la tecnología, visual, permanentemente invasivo y disponible las 24 horas del día y los siete días de la semana. Es un recuerdo ominoso de los cánticos de simios de la década de 1980 y de la era en que se arrojaban bananas a la cancha. Pero ahora se apoya en las redes sociales.
Y se está saliendo de control en las plataformas donde el anonimato es el bien más preciado para los racistas.
“Cada vez que esto ocurre, te derriba”, dijo Onuoha a The Associated Press. “Justo cuando piensas que todo está bien, éste es un recordatorio de que no lo está, de cómo te ve en realidad cierta gente”.
El racismo es la forma predominante de abuso en las redes sociales, según los informes recibidos por Kick It Out, una campaña antidiscriminación en el fútbol. Las estadísticas han sido compiladas durante los últimos tres años en el fútbol inglés.
El año pasado, un informe de la FIFA mostró que más del 50% de los jugadores que compitieron en dos torneos internacionales en 2021 —la Copa Africana de Naciones y la Eurocopa— sufrió alguna forma de abuso discriminatorio en más de 400 mil publicaciones en las redes sociales. Más de un tercio de esos abusos fueron de índole racista.
El problema es que apenas hay rendición de cuentas. Y es muy facil cometer los abusos. Sólo hay que tomar el teléfono, encontrar la cuenta de un jugador al que se quiere insultar y lanzarle un mensaje racista.
Mark Bright, expresidente de la Liga Premier, quien es negro y llegó a sufrir abusos racistas en los estadios durante la década de 1980, intercambió mensajes con sus amigos en un grupo de WhatsApp cuando esos tres jugadores negros de Inglaterra —Bukayo Saka, Marcus Rashford y Jadon Sancho — malograron penales en la derrota ante Italia, que ganó así la final de la Euro 2020.
“Todos nos enviamos mensajes y dijimos: ”¡Dios, aquí vamos!’. Y es que sabíamos lo que venía”, dijo Bright a The Associated Press. “Eso era lo que esperábamos y aquí fue donde nos preguntamos de nuevo: ‘¿Qué se puede hacer al respecto?’”.
En términos generales, los abusos no han impedido que los jugadores negros usen las redes sociales. Son una herramienta esencial para hacer “marketing”.
Y ello lleva a la paradoja de que los futbolistas usan las mismas plataformas en las que sufren abusos.
Kylian Mbappé, quien tiene 104 millones de seguidores en Instagram y más de 12 millones en Twitter, fue sometido a insultos racistas junto con su compañero Kingsley Coman, también negro, luego que la selección nacional francesa cayó ante Argentina en la final mundialista de 2022.
Vinicius Junior, extremo del Real Madrid que ha sido sujeto frecuente de insultos racistas, tiene 38 millones de seguidores en Instagram y casi 7 millones en Twitter.
Saka, quien tiene más de un millón de seguidores en Twitter, continúa en las redes sociales pese al abuso posterior a la derrota de Inglaterra en la Euro. Hace unas cuantas semanas, un mensaje publicado en esa misma red social mostró al extremo del Arsenal con el rostro deformado para que se asemejara al de un mono.
“Este payaso nos ha costado la liga”, decía un mensaje junto a la imagen.
Minutos antes, Saka había fallado un penal en un partido importante de la Premier.
Y mientras las redes sociales siguen alimentando los insultos, los jugadores y clubes idean nuevas formas de generar conciencia y la exposición a usuarios abusivos.
GoBubble es una compañía que configura software de inteligencia artificial como un filtro para evitar que los comentarios discriminatorios sean vistos por un usuario de las redes sociales. Tiene consumidores que van de la Liga Premier a la cuarta división del fútbol inglés, así como en otros países de Europa y en Australia.
“Sí, la tecnología ha causado el problema”, dijo a la AP Henry Platten, fundador de GoBubble. “Pero la tecnología puede resolver en realidad el asunto y eso es lo que vemos como una de las piezas del rompecabezas”.
La tecnología de inteligencia artificial de la compañía se conecta en las cuentas de los jugadores y busca palabras tóxicas y extremadamente perniciosas. Indaga en otros tipos de mensajes que pueden ser filtrados mediante un sistema de “semáforos”.
“Esto no es censura, limpiar la imagen del deporte ni crear un mundo ficticio donde no pasa nada”, dijo Platten. “Esto es protección, no sólo para los jugadores y sus familias, sino para la comunidad más amplia de aficionados.
Platten dijo que algunos jugadores que se le acercaron habían experimentado problemas de salud mental que impactaban su desempeño. De hecho, Liverpool se convirtió en enero en el primer club de la Liga Primier en contratar un consultor en salud mental, con la misión de proteger a los jugadores jóvenes de las agresiones en línea.
Los organismos rectores del deporte están reaccionando también. Durante el Mundial del año pasado en Qatar, la FIFA y el sindicato de jugadores FIFPRO contaron con un servicio de moderación especial, el cual buscó prevenir que las muestras de racismo y otras formas de intolerancia vistas en línea por los jugadores y sus seguidores.
El servicio será ofrecido para el próximo Mundial de mujeres.
Las autoridades futbolísticas en Inglaterra, incluida la Liga Premier, encabezaron en 2021 un boicot de cuatro días contra las redes sociales Twitter, Facebook e Instagram, como protesta contra el racismo. La medida fue adoptada por muchos otros deportes en Inglaterra, así como por la FIFA y la UEFA.
Sin embargo, el continúa abusando en las plataformas, que han sido acusados de reaccionar muy lentamente para bloquear las publicaciones racistas, eliminar las cuentas de los agresores y mejorar su proceso de verificación, para garantizar que los usuarios proporcionen información precisa sobre su identidad y no pueden conectarse con una nueva cuenta si han sido sancionados.
“Esto necesita regularse. Hay que ser responsable”, dijo Bright. “Todos se han quejado de esto por mucho tiempo. Algunos jugadores han organizado reuniones con estas compañías de redes sociales. A mí me parece que no son lo suficientemente serias con esto”.