Naoya Inoue volvió a dar cátedra en el ring. Y lo hizo durante un combate trascendental, por la personalidad de renombre que se presentaba enfrente y por lo que había en juego: superó por nocaut técnico en apenas dos rounds a Nonito Donaire en el Super Arena de Saitama.
El japonés es una figura intratable, única en el peso gallo. Su intensidad y energía le posibilitaron edificar una carrera con un invicto de 22 peleas (19 KOs) y arrasar en cada una de sus presentaciones.
El triunfo de este martes en el pleito de unificación sobre suelo nipón le permitió añadir el cinturón CMB a su cosecha, que ya tenía los de la AMB y la FIB; sólo le queda conquistar el de la OMB, propiedad del filipino John Riel Casimero (récord de 31-4-0 en su trayectoria).
El nacido en Zama, Kanagawa, hace 29 años enseñó sus cualidades al de Filipinas (42-6-0) desde el comienzo de la pelea y, en el segundo asalto, lo desestabilió con un golpe de zurda en el parietal izquierdo que lo hizo trastabillar.
Inoue entendió el daño que había causado y no dudó en embestir a su rival con una serie de golpes al rostro y al hígado. Una vez que cayó sobre la lona, el local festejó al subirse sobre las cuerdas del cuadrilátero. El combate había terminado y lo sabía, más allá del intento de Donaire de levantarse. El juez tenía claro que no estaba en condiciones y decretó el final.
El Monster, como se lo conoce, dio una nueva muestra de que no tiene competencia en la categoría y ahora aspira a un nuevo reto en busca de coronarse campeón absoluto.