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Las cláusulas de contratos más extrañas del fútbol

Las cláusulas de contratos más extrañas del fútbol
viernes 18 enero, 2019 - 6:14 PM

YAHOO. Abogados oscuros, representantes arteros, el fax echando humo y los flecos siempre pendientes de solución hasta el último minuto hora. Inmersos como estamos en el mercado de invierno es buen momento para repasar algunas de las cláusulas contractuales más extrañas que haya parido este bendito deporte. De primeras y mientras nos aguantamos la carcajada nos vienen a la mente los quince millones de euros que se aseguró cobrar el Valencia en caso de que André Gomes ganase dos Balones de Oro durante su etapa en Barcelona, pero hay más.

Lionel Messi vs Catalunya

En enero del año pasado, con el conflicto político por la independencia de Catalunya en plena ebullición, el diario El Mundo nos descubrió la postura de Lionel Messi al respecto. En su contrato de renovación el argentino dejó hipotecada su continuidad a la independencia catalana. Si esta se produjese Messi podrá abandonar el club sin necesidad de pagar los 700 millones que impone su cláusula de rescisión.

Messi no se negaría a jugar en el Barcelona en caso de que el club quedase inscrito en una nueva nación aunque advierte de que nunca lo haría en una liga menor. Llegado el caso, la única solución, rocambolesca, sería la admisión del Barcelona en la Bundesliga, la Ligue 1, la Premier League o la Serie A.

Samuel Eto’o, de altos vuelos

En 2011, otro ilustre barcelonista entró a formar parte del club del contrato extravagante. La llegada de Samuel Eto’o al ignoto Anzhi Makhachkala (Rusia) fue una sorpresa pero no la única tras pasarle la lupa al contrato del camerunés con el club ruso. El delantero prefería vivir en Moscú antes que en la lejana Mak​hachkala (a dos horas y media de la capital en avión) y dejó por escrito que el club le transportase en jet privado siempre que fuese necesario.

Neil, el gordo

Neil Ruddock es un clásico en las conversaciones sobre futbolistas duros. Al central inglés, que hizo carrera en una decena de clubes durante los noventa, entre ellos el Liverpool y el Southampton, le llamaban ‘la navaja’ por algo. Pero además de por lo afilado de sus tacos, Ruddock fue célebre por su corpulencia. Tanto que el Crystal Palace incluyó un 10% de multa en su contrato si en algún momento de la temporada pasaba de los 99,8 Kg.

Cierto que ayudó a los de Harry Redknapp a acabar quintos en aquella liga del 98 pero también que sus buenas intenciones con la báscula quedaron pronto en agua de borrajas. Neil pagó ocho multas en menos de seis meses.

Siempre Balotelli

“Si durante cada temporada de contrato el jugador no es expulsado en tres o más ocasiones por conducta violenta, escupir a un rival o cualquier otra persona, usar un lenguaje ofensivo, insultar o emplear un lenguaje abusivo y/o o gestos y/o disidencia con palabras o actos, el 30 de junio, al finalizar cada temporada, recibirá un bono de 1 millón de libras” Esta cláusula, publicada por Football Leaks, no podría aludir a otro que al incorregible Mario Balotelli. En Liverpool todavía siguen contando el dinero ahorrado.

Stefan ‘intergalactic’ Schwarz

Cuando el Sunderland contrató al mediocampista sueco en 1999 se aseguró de atar bien todos los cabos sueltos, incluso unas improbables vacaciones del internacional fuere de este mundo. El club inglés incluyó una salvedad en el contrato de su nuevo futbolista que le impedía viajar a la luna en vuelo comercial. “Uno de los patrocinadores de Schwarz tiene, de hecho, plaza en uno de esos vuelos comerciales y estamos preocupados porque se lleve a Stefan con él”, declaró el club entonces.

BONUS: un deporte tan sujeto a las pasiones como el fútbol, que además ha sido gobernado durante décadas por algunos de los más extravagantes empresarios, es terreno abonado para los contratos más estrafalarios. Además de los comentados, entran en el club de la cláusula loca la prohibición de llevar botas rojas (sevillistas) a Rafa Van der Vaart durante su paso por el Betis, la potestad del dueño del Wimbledon, Sam Hamman, para cambiar el once antes de cada partido o las clases de cocina que recibió la mujer del congoleño Guié-Mien a cuenta de su fichaje por el Eintracht de Frankfurt.

 

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