Todos los personajes más poderosos del boxeo: inversionistas publicitarios, gerentes de medios, dirigentes, promotores y hasta el campeón mundial más importante del momento, estarán atentos al advenimiento de un combate que, al mismo tiempo, resulta totalmente indiferente para la masa de aficionados que sostiene a este deporte.
El anuncio del match por el cetro crucero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) entre el congoleño Ilunga Makabu, un desconocido de 28 victorias (25 KO) y dos reveses por la “vía del sueño” y Tabisho Mchunu, un retador sudafricano que sobrevivió al ocaso con dos victorias cotizadas sobre los rusos Denis Lebedev y Eugeny Tishchenko, descarta grandes panoramas informativos, pero la recompensa que ofrecerá a quien resulte vencedor será inmensa. Algo así como el gran premio de la lotería: un desafío oficial con el mexicano Saúl “Canelo” Álvarez, que intentaría de este modo ganar su quinta corona mundial en pesos diferentes. En este caso eyectándose desde los 76,2 kilogramos –su actual categoría– hasta los 90,7. Sus logros anteriores fueron en mediano junior (69,850 kilos), mediano (72,574) y semipesado (79,378).
“Makabu vs. Mchunu” está previsto para el 29 de este mes en Warren, Michigan, y se pactó un rimbombante acuerdo: el ganador combatirá con “Canelo”, casi con seguridad, el 7 de mayo próximo en Las Vegas. Acuerdo avalado por el CMB.
Álvarez y Makabu ya estuvieron frente a frente.
¿Qué estampa tendrá Álvarez con casi 80 kilos? Es algo que ya ocurrió cuando se coronó en los semipesados ante el ruso Sergey Kovalev, en 2019. Por entonces lució retacón, lento y con sus nalgas recargadas relegando la estética de su cuerpo apolíneo.
¿Lo alientan en este intento de convertirse en el primer azteca quíntuple campeón mundial de boxeo?
Sí, por completo. Tras la última victoria sobre Caleb Plant fortaleció totalmente su idilio con la gente. Y le aprueban lo que quiera.
Pero lo más importante de todo esto lo arrastra una gestión silenciosa que podría convertirse en una “bomba”. Tan ridícula como seductora: eyectar a “Canelo” a una posible disputa por un título mundial pesado. Su condición de campeón mundial Franquicia del CMB –esto implica desempeñarse sin exigencias reglamentaria alguna– podría determinar una pelea por un campeonato Diamante o “joya” semejante. El oponente escogido es Andy Ruiz, aquel diminuto y obeso californiano que hace un par de años noqueó al inglés Anthony Joshua, en el Madison, concitando la “sorpresa más impactante del siglo XXI”.
Aun diminuto y obeso, el californiano Andy Ruiz se las arregla para obtener buenos resultados.
“Canelo” iría directamente hacia lo máximo descartando su ascenso correlativo hacia el flamante peso bridger (puente), 101,6 kilos, admitido sólo por el CMB, que tiene como campeón al colombiano Oscar Rivas.
Este lanzamiento constituye el gran objetivo de su equipo: primero, verificar su rendimiento ante un hombre de 90 kilos (Makabu o Mchunu), y luego, intentar esta aventura.
Al respecto, este periodista consultó a dos personalidades del pugilismo mexicano. Mauricio Sulaimán, presidente del CMB, y Eduardo Lamazón, icónico comentarista de Azteca TV.
Sulaimán acotó: “Creo que sería algo muy remoto. Parecería imposible, por una cuestión de diferencia física y de balanza. ¿Cuánto? ¿30 o 40 kilos de más? Ambos entrenan con Eddy Reynoso y ello sería sugestivo. Es descabellado, pero nadie se animaría a descartarlo”.
En tanto Lamazón opinó: “Todos sus planes son muy estudiados. Se piensan en dos días y se amasan en dos meses. “Canelo” y Ruiz son muy amigos. Y la permeabilidad de las reglas modernas facilitarían este match. Tanto en México como en Estados Unidos constituiría un suceso”.
El boxeo, como todos los espectáculos de estos días, prioriza los eventos tendientes a un gran consumo generalizado sobre otras propuestas que destacan la grandeza escénica y su obra histórica. Los desequilibrios como éste se convirtieron en conductas y novedades del día. Atrapantes, resistidas y atractivas.