SANTO DOMINGO. Con grandes retos por delate, Maritza Altagracia Ortiz Liriano y Faustina Rondón avanzan agigantadamente en el cambo del arbitraje de Levantamiento de Pesas. Las dos eran deportistas de alto rendimiento, ambas tenían el tiempo para emplearlo en más de una disciplina y abrirse paso por el camino del éxito.
Ellas dos solo forman parte de una época donde todavía quedaba algo del deporte romántico y ante esa dedicación, tanto Ortiz Liriano como Rondón figuran en la élite del arbitraje en el Caribe y Centroamérica, con constantes escapadas a citas mundialistas y olímpicas del deporte del levantamiento de pesas.
Con una discreta sonrisa, que después fue tomando espacio mientras describía sus andanzas en el deporte, Maritza Ortiz apartó un momento para reflexionar seriamente el éxito que ha logrado como árbitra en la disciplina de halterofilia, lo que no conquistó como atleta de ese deporte.
“No es fácil alcanzar lo que deseas, porque en ocasiones hay obstáculos que te dificultan llegar, pero hay que tener fuerza de voluntad. Estoy en la mejor etapa de mi vida con relación al arbitraje”, manifestó Ortiz Liriano, juez número uno de halterofilia.
La ex atleta, que originalmente se inició en la gimnasia artística en el 1990 en la Liga Universitaria de Gimnasia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que dirigía el profesor Rafael Tavárez, llegó a compartir su condición de atleta y arbitra al mismo tiempo.
Después de cuatro años en la gimnasia, pasa al deporte de las pesas en 1994 en la categoría de los 53 kilos. “Era delgadita”, comenta sonriente como para establecer la diferencia del peso que ostenta en la actualidad.
Para los Juegos Nacionales La Romana 1998, donde ocupó el cuarto puesto en la categoría de los 53 kilos, Ortiz Liriano hizo las veces de atleta y de jueza. Un año después (1999), participa en el primer curso internacional para árbitros de pesas, organizado por la Federación Dominicana de ese deporte, y de 40 participantes, solo 10 aprobaron el encuentro de preparación, entre los que figuró Maritza Ortiz Liriano, quien reveló que esa participación le otorgó el carnet como árbitra internacional número dos.
Para el año 2002, Ortiz Liriano, quien ha participado en ocho mundiales de halterofilia, asiste a un curso internacional en Guatemala, donde la Confederación Panamericana de Levantamiento de Pesas autoriza su examen, el cual aprueba con una alta calificación de 98 por ciento y la Federación Internacional de ese deporte lo confirma y le otorga el carnet como juez número uno.
“Aquí empieza todo. Fue como una bendición de Dios después que me entregaron este carnet. Dios hizo que mis sueños se convirtieran en realidad, porque puso las personas en el lugar preciso”, sostuvo la medallista de plata de los Juegos Nacionales La Romana 2000.
Una fructífera trayectoria arbitral
En el ámbito arbitral, Maritza Altagracia Ortiz Liriano está bien cotizada, no solo en Centroamérica y el área del Caribe, sino a nivel mundial. La dominicana recibió recientemente la noticia de que ha sido seleccionada para arbitrar en los Juegos Olímpicos Londres 2012. Ya anteriormente ha desempeñado esa labor en las olimpíadas de Atenas 2004, en Beijing 2008 y en los Juegos Olímpicos Juveniles celebrados en Singapur.
“No ha sido un trabajo mío sola, sino que ha sido en conjunto. He llegado hasta aquí a través de la federación, sin la ayuda de William Ozuna, Félix Ogando, el doctor Bolívar Vargas, Manuel López, encargado del equipo del ejército, Alfonso Serrano, entrenador, Raymundo Gantier,
José Valenzuela, del Ministro de Deportes Felipe Payano y Roberto Reyes, no hubiera sido posible”, indicó Maritza, quien también ha impartido justicia en tres Juegos Centroamericanos y dos Juegos Panamericanos.
Faustina Rondón tiene su historia
Del atletismo, en el que permaneció solo un año como velocista (1985), Faustina Rondón pasó al deporte de levantamiento de pesas, colgándose varias medallas en competencias locales en la categoría de los 56 kilogramos femeninos.
Cuatro años después de su transición a las pesas, Rondón logró su primera medalla de oro en los Juegos Nacionales de La Vega, y repitió la misma actuación en la Copa Constitución que tenía como sede la ciudad de San Cristóbal. Además fue campeona nacional de los 56 kilos.
En los Nacionales de Mao 1996, Faustina obtuvo la presea de plata en la categoría de los 58 kilos. En los Nacionales de La Romana 2000, volvió a repetir la plata, pero esta vez como integrante del equipo de fútbol representante del Distrito Nacional.
“Ha sido una experiencia maravillosa, porque cuando practicaba el deseo de levantar más kilos en una competencia a otra, me encantaba, ahora como árbitro, ver lo que pueden hacer los atletas, me resulta emocionante”, comentó Faustina.
Sus primeros pasos en el arbitraje los comenzó a dar en 1992 en la edición de los Juegos Militares de ese año, aunque también participaba como atleta.
Rondón, de voz pausada y de firmes palabras, busca una explicación para justificar la cotidianidad de la doble función que desempeñaban los deportistas de su época. “Los entrenadores de entonces nos enseñaban la parte técnica y teórica, incluidas las reglas de la disciplina”, asegura.
Pero su preparación más formal comenzó en el año 2000 cuando participó por primera vez en el curso internacional de arbitraje que ofreció en el país la Federación Dominicana de Pesas.
“Ahí obtuve mi carnet como árbitro número dos”, recuerda, y agrega: “Luego vinieron los Juegos Panamericanos del 2003, y en este torneo adquiero el carnet número uno otorgado por la Federación Internacional de Pesas, que me felicitó por el trabajo que había hecho”.
Rondón, quien es licenciada en educación hace 16 años de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, tuvo su primera experiencia internacional como árbitro en el 2005 en el torneo Luigi in Memorian, celebrado en Aguadillas, Puerto Rico.
A su hora de servicio también se agrega su participación como juez en los pasados Juegos Centroamericanos Mayagüez 2010, de Puerto Rico, así como los Juegos Panamericanos (Santo Domingo 2003 y Guadalajara 2011), y un mundial de pesas celebrado en el país.