En la Ciudad de México, con sus más de 20 millones de habitantes, hay un rostro sonriente que sobresale por sobre todos los demás en los carteles callejeros y en la televisión esta semana: el del piloto de Fórmula Uno Sergio Pérez.
El astro del automovilismo está de vuelta, esta vez con una buena posibilidad de ganar el Gran Premio de México en su casa, mientras su compañero de Red Bull Max Verstappen y Lewis Hamilton con Mercedes se disputan el campeonato.
No hay carreras de la F1 en la capital mexicana desde 2019. En el pasado, el grito de “¡Checo! ¡Checo!” estremeció las enormes tribunas del Autódromo Hermanos Rodríguez, por más de que Pérez fuese un piloto del montón, luchando por terminar entre los diez primeros.
Esta vez regresa como candidato al podio, e incluso a la victoria.
“Sería increíble un podio, la verdad que es lo mínimo que se merece todo el país”, expresó Pérez. “Ahora estamos en Red Bull. He tenido un apoyo impresionante desde el día uno y no importaba en qué lugar quedara. Si quedaba sexto o quinto, el apoyo era brutal y eso es algo que tengo que agradecerle mucho a la afición mexicana”.
Pérez es uno de apenas seis mexicanos que han corrido en la F1 y siempre ha sido idolatrado por la afición, por más de que no pelease la victoria. Su mejor papel en esta carrera fueron dos séptimos lugares.
Desde temprano, no obstante, fue inmensamente popular y eso ayudó a que la F1 regresase a México en 2015, tras una ausencia de 23 años.
Pérez atrajo inversionistas y colaboró para lograr apoyo político para la carrera, según Tavo Hellmund, expiloto estadounidense, hoy promotor, involucrado en la competencia. En el 2015, el presidente de entonces Enrique Peña Nieto visitó a Pérez en su garaje.
“Checo fue importante en las relaciones públicas”, dijo Hellmund. “El aspecto político es bastante complejo y Checo fue vital en ese plano”.
El piloto sigue enfocado en la publicidad de la carrera. Por más que Verstappen y Hamilton estén enfrascados en la batalla por el campeonato más emocionante en años, es Pérez quien figura más prominentemente en los avisos anunciando la prueba.
La zona de venta de souvenirs en la pista normalmente tiene carpas que venden exclusivamente artículos alusivos a Pérez, generalmente ubicada cerca de otra dedicada a Ayrton Senna, el piloto brasileño muerto en 1994, una leyenda en México.
Pérez retribuye el cariño que le expresa la gente como puede. Cuando la Ciudad de México fue golpeada por un terremoto que mató a más de 200 personas en 2017, un mes antes de la carrera, Pérez donó más de 165.000 dólares para asistir a las víctimas y vino a México para ayudar a recaudar más dinero.
“El cariño de la gente es algo increíble. A lo largo de mi carrera, el apoyo que recibo en mi país es muy especial”, comentó Pérez. ”Para mí, sería un sueño ganar el domingo”.
Producto de la academia de conductores de Ferrari, Pérez recibió tempranamente apoyo financiero del magnate Carlos Slim, una de las personas más ricas del mundo. Tenía 15 años cuando partió de Guadalajara a Europa para participar en las categorías juveniles que abren el camino hacia la F1.
Apuntó alto en el 2012, cuando logró tres segundos puestos con Sauber. Pero en los años siguientes apenas consiguió unos pocos podios con McLaren, Sahara Force India y Racing Point. En el 2020 corría peligro de quedar afuera de la F1.
Ese año, no obstante, consiguió su primera victoria, en el Gran Premio de Bahréin en Sakhir. Fue la actuación perfecta en el momento justo y le abrió las puertas de Red Bull.
Ahora el mexicano finalmente tiene un auto competitivo, que le puede dar podios. Y si bien es el número dos del equipo, detrás de Verstappen, esta es su mejor temporada en la F1. Ganó en Azerbaiyán y sumó otros tres podios, incluidos los de las dos últimas carreras, en Turquía y Estados Unidos.
Amenazó con conseguir la pole en el Gran Premio de Estados Unidos, pero tuvo una última vuelta clasificatoria floja y fue rebasado por Verstappen y Hamilton. Las tribunas del Circuito de las Américas de Austin en Texas estuvieron repletas de mexicanos que lo vitorearon en cada vuelta, en un adelanto de lo que se puede esperar este domingo.
Red Bull es el favorito para ganar en la altura de la Ciudad de México, lo que pone presión adicional.
El autódromo lleva el nombre de los hermanos Ricardo y Pedro Rodríguez, muertos ambos en accidentes corriendo. Piloto arrojado, Ricardo Rodríguez falleció cuando tenía apenas 20 años al estrellarse en una carrera de F1 fuera del campeonato en 1962. La curva donde se accidentó era una de las más peligrosas de todo el circuito de la F1 y fue drásticamente modificada cuando la carrera regresó al calendario en el 2015.
Pedro Rodríguez corrió en 55 carreras de F1 y ganó dos. Falleció al incendiarse su auto tras un choque en una carrera de una categoría inferior en Alemania en 1971, a los 31 años. Otro piloto mexicano, Moisés Solana, falleció en una prueba en Estados Unidos en 1969.
“Si Checo gana el domingo, olvídate”, dijo Hellmund. “Habrá una revolución de la alegría. Probablemente podría ser elegido presidente”.