EUGENE, Oregon, EE.UU. (AP) — Hicieron falta 39 años de historia del Mundial de atletismo para que Perú consiguiera su primera medalla. Se requirió un poco menos para que llegara la segunda, también de oro y gracias a la misma deportista.
Una semana después de conquista la prueba de los 20 kilómetros, Kimberly García hizo lo mismo el viernes en los 35, una distancia que debutó en los Mundiales.
La reducción de esta prueba, respecto de los 50 kilómetros que se habían recorrido tradicionalmente, generó expectativas de que García pudiera repetir medalla, al requerir un menor desgaste tras el esfuerzo realizado en la primera jornada del Mundial para obtener la presea. Además, hubo una semana completa de descanso entre una prueba y otra.
Y mientras que los 20 kilómetros se disputaron bajo un sol abrasador en una carrera que comenzó poco después del mediodía, los 35 iniciaron a las 6 de la mañana, bajo un cielo nublado e incluso con una llovizna que apareció por primera vez en Eugene desde que comenzó el Mundial.
Lo que no cambió fue la ruta, junto al Autzen Stadium, el estadio que es casa del equipo de fútbol americano colegial de la Universidad de Oregon.
Tampoco varió la narrativa de la competición. García libró una lucha codo a codo y de principio a fin, tal como había ocurrido una semana atrás. Pero ahora, su rival en el duelo no fue la china Shiye Qiang, sino la polaca Katarzyna Zdzieblo.
Con una solidez asombrosa, García fue ganando paulatinamente distancia respecto de Zdzieblo y cruzó la meta con un tiempo de 2 horas, 39 minutos, 16 segundos.
El podio quedó exactamente igual que en los 20 kilómetros. Zdzieblo fue segunda y Qiang tercera.
Y en lo más alto del podio se ubicó la andarina de Huancayo, quien hace poco llegó a pensar en el retiro.
Una lesión le impidió siquiera participar en el anterior Mundial, en Doha 2019. Luego vino la pandemia y la imposibilidad de realizar prácticas normales, en medio de los confinamientos. Sin la debida preparación, sucumbió ante el calor y abandonó la competición en los Juegos Olímpicos de Tokio el año pasado.
Tras el desaliento que le duró meses, la andarina de 28 años buscó la reivindicación. Concentrada en Cuenca, Ecuador, comenzó un arduo entrenamiento y, en marzo, consiguió un bronce en el Mundial de marcha que se efectuó en Omán.
El retorno estaba en marcha. Pero nadie se esperaba entonces dos oros en Eugene.