Los Juegos Olímpicos de París se preparan para ofrecer un show magnífico, aunque en las últimas semanas se encendió una alarma, ya que se multiplican los temores en materia de seguridad. En enero último, se calculó que la cantidad de espectadores que iban a presenciar la ceremonia de apertura era de 600.000 y según los últimos reportes ese número se redujo a 320.000 .
Originalmente se impulsó a los turistas a ser parte de esta fiesta de manera gratuita, ya que iban a poder observar la gran fiesta desde las riberas del río Sena, sin embargo las autoridades francesas revocaron esa propuesta debido a cuestiones de seguridad. El 24 de marzo, Francia incrementó a su máximo nivel la alerta de seguridad tras el atentado a una sala de conciertos en Moscú, del cual el Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad. El presidente francés Emmanuel Macron explicó que la ceremonia podría realizarse en el Stade de France si se considera que la amenaza de seguridad es demasiada elevada.
La seguridad y los medios de transporte son los asuntos que más preocupan al acercarse los Juegos que se celebrarán entre el 26 de julio y el 11 de agosto próximos. Alrededor de 30.000 agente de policía serán movilizados todos los días, y 45.000 trabajarán durante la ceremonia de apertura.
Con sus propios recursos exigidos al máximo, Francia ha pedido a 46 países que aporten 2.200 agentes adicionales, muchos de los cuales estarán armados. El Ministerio de Defensa de Francia ha pedido a naciones extranjeras que puedan asignar un pequeño número de personal militar, incluyendo perros rastreadores.
Tony Estanguet, el jefe del comité organizador de los Juegos de París, señaló que las medidas de seguridad no tienen precedentes: “Francia nunca había movilizado tantos recursos de seguridad. Tengo fe que los servicios de seguridad en nuestro país permitirán que los Juegos serán seguros”.
Habrán más cámaras en la ciudad, pero no se usará la tecnología de reconocimiento facial. Hasta ahora, 120 jefes de estado han confirmado su presencia en la ceremonia inaugural. Montarla afuera de un estadio implica exponer más a los deportistas al desfilar en 84 embarcaciones en el Sena, cubriendo una ruta de 6 kilómetros (3,7 millas) hacia la Torre Eiffel, con 20.000 personas residentes de departamentos pudiendo tener vista de la ceremonia. Tras superar múltiples cordones de seguridad, los que pagaron por ver lo harán desde la parte más baja de las riberas. Los lugares más elevados podrán hacerlo gratuitamente mediante invitaciones. Una zona alrededor del Sena estará cerrada al tránsito durante la semana previa al desfile y el espacio aéreo estará cerrado en la noche de la ceremonia, dijo el ministro del Interior Gérald Darmanin.
Los transportes
Otros de los puntos que estará bajo la lupa serán los transportes, incluso, porque se cree que podría ser un caos transitar por París. Algunos de los 2.1 millones residentes de la ciudad planean salir de viaje durante las dos semanas, mientras que los automovilistas se han enojado por la propuesta que les obliga a aplicar online a un código de QR para poder acceder a las zonas con restricciones de tránsito.
Además, están atentas las autoridades porque temen huelgas de los sindicatos ferroviarios. La red parisina de transporte tendrá que lidiar con entre 600.000 y 800.000 visitantes olímpicos por día. La empresa ferroviaria más importante SNCF bloqueó la venta de boletos para el 26 de julio hacia y desde en tres importantes terminales próximas al Sena. La Gare de Lyon -la más grande de Francia- Paris-Bercy y Austerlitz. Los precios del subte subirán de 2.10 euros (2.30 dólares) a 4 euros (4.30 dólares) por un solo boleto y un bloque de diez boletos subirá de 16.90 euros (18.30 dólares) a 32 euros (34.60 dólares).
Problemas con los hospedajes
La Villa Olímpica albergará a más de 14.0000 deportistas y demás acompañantes, con departamentos con una capacidad máxima de ocho personas. Sin embargo, los espectadores y turistas se encontraron con un incremento de los precios de los hoteles y en Airbnb que impresionaron a todos. La región de París tiene la concentración de hoteles más grande de Francia, con 160.000 habitaciones. Si se añade los alquileres de departamentos y otras opciones, la región dispone de 260.000 habitaciones para los Juegos.
Aunque algunos hoteles triplicaron los precios, la oferta de Airbnb forzó a dar marcha atrás en esos incrementos. El precio promedio de una noche bajó de unos 760 euros (825 dólares) a 520 euros (565 dólares), aún muy por encima del precio promedio del pasado julio, de 200 euros (220 dólares).