FIBA.– El enfrentamiento entre Brasil y República Dominicana, en el Gimnasio Wlamir Marques de San Pablo, con victoria de los locales por 100-82, era muy importante para ambos seleccionados en busca de la clasificación mundialista. Pero para Ronald Ramón, base del equipo centroamericano, representaba mucho más que ese duelo deportivo. El dominicano jugó 8 años consecutivos en la liga brasileña que dejaron una marca profunda para su carrera y su vida fuera de las canchas. “Jugar contra Brasil, en Brasil, para mí fue un sentimiento diferente. Me enfrenté a muchachos con los que fui compañero o rival de la mayoría. Son personas que conozco hace mucho tiempo y competir a nivel de selección, en San Pablo, fue una motivación extra para mí. Pero fuera de lo individual, sabemos que estamos en un momento en el que necesitamos ganar, estamos conscientes de eso. No pudimos hacerlo y debemos conseguirlo en Chile y luego en nuestra casa”, cuenta Ramón.
El base comenzó su trayectoria en la NBB en 2010, en Limeira. Allí se destacó durante 5 temporadas, con un promedio de 13,5 puntos por partido. Ese alto nivel que demostró fue su pasaporte para llegar a Flamengo, el club más grande de Brasil. “Cuando Limeira dejó de participar fuimos a contratar a Ronald porque necesitábamos un jugador capaz de conducir al equipo y también de anotar y él nos podía dar ambas cosas. Tiene un tiro de calidad y también defiende con mucha intensidad”, explica José Neto, quien fue su entrenador en Flamengo. Y agrega: “además de su juego, es un profesional de primer nivel adentro y afuera de la cancha, siempre involucrado con los objetivos del equipo. Para mí el éxito tiene un enlace muy fuerte con la calidad de persona y esa es una de las razones por las que a Ronald le va tan bien en su vida”.
Esa calidad humana en la que Neto enfatiza se puede percibir en cada saludo de Ramón con los integrantes del seleccionado de Brasil. Con todos una sonrisa, un abrazo, un choque de manos, un gesto cómplice. “Rafa Luz, Rafael Mineiro, Arthur Pecos, Anderson Varejao, que los conozco bien porque fueron compañeros. También Lendrinho Barbosa el último año o Lucas Dias y Leo Meindl, a quienes enfrenté muchas veces. Haber jugado en contra de todos ellos involucró muchas cuestiones emocionales que me dieron más energía al momento de salir al partido”, comenta el armador dominicano.
Con Ramón en su plantel, Flamengo fue campeón de la liga en la temporada 2015-2016. Pero luego vinieron dos campañas sin conquistas y eso generó un cambio profundo en la plantilla. La llegada de un nuevo coach, Gustavo De Conti, trajo una renovación casi total de los jugadores. “En Flamengo estás obligado a ganar siempre. Entonces, con esos dos años en los que no fuimos campeones yo sabía que no iba a continuar”, analiza Ramón, quien hoy está sin equipo. Entre sus planes está poder volver a fichar en algún club de la NBB: “Dejo las puertas abiertas para ver en dónde continuaré mi carrera. No se dio aquí en Brasil, pero no significa que no vaya a volver. De acuerdo con las ofertas que tenga veré qué es lo mejor para mí y mi familia”.
Tanta es la conexión que hay entre Ramón y Brasil que el mayor de sus dos hijos, Ronald Jr., de 3 años, es brasileño. Y si bien ahora está instalado en Estados Unidos, el armador mantiene lazos fuertes con quienes compartió plantel: “Aquí he hecho amigos que me quedarán para toda la vida. En los dos equipos en los que estuve mis compañeros me han abierto los brazos, hicieron que me sintiera bien y eso es algo que se aprecia de este país”. Y Ronald no solo tiene amigos brasileños, también ha adoptado algunas de sus costumbres: “Mi mujer siempre me relaja porque hay momentos en los que pongo música dominicana, otros en los que pongo música brasileña y las dos las siento como propias. A veces ni uno mismo sabe de dónde es. Haber estado tantos años en Brasil me hizo adoptar costumbres musicales, de comidas y, claro, también de bebidas como una típica caipirinha. Todo eso se quedará conmigo para siempre”. El sentimiento de Ramón por las tierras brasileñas es inocultable. Sin embargo, hay una elección que es complicada para él. ¿Cuál de las dos ciudades en las que vivió es su favorita? “Es difícil elegir un lugar preferido. Limeira es pequeño, allí tengo gente que es como familia para nosotros. Como ciudad, lógicamente, me quedo con Río de Janeiro, donde a todo el mundo le gustaría vivir ya que hay oportunidades para hacer lo que uno quiera. Pero Limeira es como mi casa, es donde se me abrieron las puertas de Brasil y a donde volveré de visita más allá del baloncesto”.
Este viaje al país que lo acogió durante 8 años le dejó a Ronald Ramón una derrota deportiva en su objetivo de clasificación mundialista. Pero no baja los brazos: “Tenemos una oportunidad muy buena para llevar a República Dominicana a un segundo Mundial consecutivo, eso sería muy grande para nosotros. Hemos trabajado para eso. Y a pesar de no haber alcanzado el triunfo hay que mantenerse con esa meta porque es posible. Además, podríamos conseguirlo con un equipo joven, algo que nos genera expectativas. La selección dominicana ya les debe pertenecer a los jóvenes”.
Ramón no tiene certezas sobre su futuro inmediato como jugador luego de las ventanas clasificatorias al Mundial de China. Pero sí sabe cuál será su camino una vez que decida terminar su trayectoria como basquetbolista: “Estoy más cerca del final de mi carrera y ya estoy trabajando para lo que haré una vez que se acabe. Mi plan es ser entrenador en la universidad, pero todo el mundo sabe que no es fácil tener esa oportunidad directamente y uno no sabe por dónde comenzará el recorrido”. Lo cierto es que donde sean sus primeros pasos como coach, ahí aplicará todo lo aprendido de quienes fueron sus maestros: “He tenido entrenadores muy importantes en mi carrera. En el inicio, en All Hallows High School, John Carey y Edwin González me hicieron entender mejor el juego, incluso mandándome al banco de suplentes tras meter un tiro de tres puntos por no haber sido un buen lanzamiento. También Jamie Dixon en la Universidad de Pittsburgh y Mark Jones en el AAU -torneos de verano que se juegan en Estados Unidos-. Ya como profesional, Dedé Brabosa en Limeira y José Neto en Flamengo hicieron un excelente trabajo”.
Para Ronald Ramón, enfrentarse a Brasil vistiendo los colores de República Dominicana fue mucho más que un partido. Fue también hacer un repaso por la parte más importante de su carrera. Fue volver a vivir esos 8 años en los que tanto disfrutó. Fue una vista cargada de sentimientos para el dominicano más brasileño.