EFE, TOKIO.- La capital nipona clausuró este domingo los Juegos Paralímpicos, un evento que ha salido adelante pese al enorme desafío que planteó la pandemia y que será recordado por los estadios vacíos y las fuertes restricciones para sus participantes.
Con la ceremonia de cierre que acoge hoy el Estadio Olímpico de la capital nipona, Japón pasa la última página del capítulo de su historia reciente dedicado a los Juegos, una cita deportiva que ha estado marcada por la crisis sanitaria global.
Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020, que como su propio nombre indica debieron haberse celebrado el año pasado de no haber sido por la pandemia, tuvieron lugar tras meses rodeados de oposición ciudadana, dudas sobre su celebración y rompecabezas logísticos, y se despiden dejando un sabor agridulce en Japón.
SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
Durante unos Juegos que han sido calificados como los más extraños hasta la fecha, la megalópolis nipona ha vivido prácticamente de espaldas al evento, celebrado en un formato burbuja que no ha permitido a los ciudadanos asistir a las competiciones, y mientras las infecciones de covid registraban cifras récord.
Pese a que no se permitía la entrada en las sedes deportivas y a la recomendación de las autoridades de permanecer en casa por la situación de los contagios, ha sido frecuente ver aglomeraciones de curiosos en torno a las competiciones y en los aledaños del Estadio Olímpico con motivo de las ceremonias de apertura y cierre.
El ambiente ha sido más frío si cabe en el caso de los Paralímpicos, que han recibido menor atención mediática que los Olímpicos y que estaban rodeados de mayor inquietud debido al riesgo que representaban los posibles contagios entre paratletas con patologías subyacentes.
Finalmente, los Paralímpicos, al igual que los Juegos celebrados entre el 23 de julio y el 8 de agosto, terminaron sin grandes sobresaltos en materia sanitaria, con unos 300 casos de COVID-19 registrados entre paratletas y otro personal implicado en el evento deportivo, ninguno de ellos con cuadro grave.
El presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Andrew Parsons, calificó este domingo de “increíble” que los Juegos hayan podido salir adelante pese a los obstáculos sin precedentes que han debido afrontar organizadores y los 4.400 atletas participantes, una cita récord.
“Hubo muchas veces en las que pensamos que estos Juegos no podrían celebrarse incluso antes de que fueran retrasados un año, y también después, pero en todas esas situaciones siempre tuvimos el apoyo del lado de Japón”, dijo Parsons, quien también se acordó de las “muchas noches sin dormir” y de “todas las difíciles decisiones que se han tenido que tomar”.
SE ACABAN LOS JUEGOS…Y SIGUEN LOS DESAFÍOS PARA JAPÓN
Japón logró evitar una explosión de contagios dentro de la burbuja olímpica que pusiera en peligro los Juegos, pero no ha podido frenar la cuarta y mayor ola de infecciones que se ha extendido por el país mientras se celebraba la cita deportiva.
En la segunda mitad de agosto se han sobrepasado los 20.000 casos diarios en todo el archipiélago nipón, unas cifras que han llevado al sistema sanitario al límite en Tokio y otras de las regiones más afectadas.
Las medidas anticontagios del Ejecutivo nipón han consistido en declarar y extender sucesivos estados de emergencia sanitaria (lo que conlleva principalmente restricciones para bares o restaurantes pero en ningún caso el confinamiento de la población), y no han parecido bastar ante la última oleada causada por la variante delta.
Esta ineficacia y la impopular decisión de seguir adelante con los Juegos han sido los principales factores que han ido minando el respaldo popular del primer ministro nipón, Yoshihide Suga, hasta forzarle a anunciar el pasado viernes su renuncia a seguir liderando el partido gobernante.
Suga afirmó que ha decidido “concentrarse” en las medidas anticovid y por tanto retirarse de los comicios internos de su partido, de los que saldrá el candidato a formar un nuevo Gobierno en las elecciones que deberán celebrarse antes de fin de noviembre.
Concluidos los Juegos, quien tome el timón de la tercera economía mundial heredará los retos aún mayores de dejar definitivamente atrás la pandemia y de encauzar la recuperación.