SANTO DOMINGO.- La familia de los Leones del Escogido lamenta profundamente el fallecimiento del legendario campocorto Mario Guerrero, a sus 73 años.
Guerrero, cuyo número 11 está retirado por el Escogido, militó con los Leones desde la temporada de 1970-71 a la de 1979-80 y fue líder de bateo con .365 en el torneo de 1976-77.
Con los escarlatas participó en 316 juegos de serie regular y promedió .294 de por vida, con 352 indiscutibles, 52 dobles, 106 remolcadas, 131 anotadas, .338 de porcentaje de embasarse y 1 cuadrangular.
Su frecuencia de ponches (69) en relación con sus turnos al bate (1,325) es una de las mejores en la historia de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana.
En postemporada participó en 16 juegos con los melenudos, registrando average de .400 (55-22) con 3 dobles, 2 triples y .977 de OPS en 16 juegos.
Guerrero fue un favorito de la fanaticada del Escogido durante la década de los 70, debido a su gran identificación con la camiseta roja y su entrega total en el terreno de juego.
Durante su carrera en la Lidom, Guerrero también se uniformó con los Tigres del Licey (1968 al 1970 y en el torneo 1980-81) y en su última campaña con los Azucareros del Este (1984-85).
Al Escogido llegó desde el Licey el 12 de noviembre de 1970, a cambio de Rafael Robles.
En los Estados Unidos, Guerrero fue el dominicano número 31 en debutar en las Grandes Ligas y lo hizo el 8 de abril de 1973 con los Medias Rojas de Boston en el Fenway Park frente a los Yankees de Nueva York.
Ese día bateó de 3-2 con una anotada y enfrentó a los legendarios escogidistas Felipe y Mateo Rojas Alou, quienes estaban como titulares en la alineación de los Yankees.
En las Mayores participó desde el 1973 al 1980 con los Medias Rojas, los Cardenales de San Luis, los Angelinos de California y los Atléticos de Oakland. De por vida bateó .257 con 7 vuelacercas, 170 empujadas y 166 anotadas en 697 compromisos como intermedista y torpedero.
La Junta Directiva de los Leones extiende las condolencias a toda la familia Guerrero, deseando que Dios les cubra con su divina paz y les dé fortaleza, ante la pérdida irreparable de un memorable jugador y un gran ser humano.