El esquí de fondo, esquí nórdico o esquí a campo traviesa (en inglés cross-country) comenzó a utilizarse como medio de desplazamiento en los países nórdicos cuyo suelo está cubierto de nieve la mayor parte del año.
Anteriormente, sólo se conocía el uso de las raquetas de nieve que, incrementando la superficie de apoyo, superaban el mayor obstáculo para caminar sobre la nieve como es el hecho de “hundirse” en ella, a veces tan profundamente que nos impide avanzar. Manteniendo el principio de incrementar la superficie de apoyo, los esquíes consiguen además aprovechar favorablemente las características de deslizamiento de las superficies heladas, dotándose para ello de una “suela” absolutamente lisa e impermeable. Su forma alargada facilita la bipedestación y el uso de bastones permite impulsar el avance mediante un elemento no deslizante.