ASESINATO FUTBOLISTA COLOMBIANO POR FALLAR PENALTY

En el Mundial de 1994, el 22 de junio en Los Ángeles California, 93,689 espectadores fueron testigos del autogol más costoso en la historia del futbol mundial. Al minuto 13 del juego entre Estados Unidos y Colombia, el conjunto local mandó un centro que interceptó un defensor colombiano, derivando en un desvío imposible de alcanzar para el arquero.

A pesar de que luego Stewart marcó otro tanto más y amplió la ventaja de Estados Unidos sobre Colombia y Valencia cerró el tanteador, al minuto 90, con el 2-1 final… la opinión pública colombiana -particularmente- tachó la desafortunada acción del defensor como la debacle del Dream Team colombiano.

Diez días más tarde Andrés Escobar, culpable del autogol, fue asesinado por un supuesto fanático futbolero a las afueras de un antro. De primera intención, la razón se fundamentaba en el apasionamiento de Humberto Muñoz (ejecutor) hacia el fútbol y el derrumbamiento de una de las mejores selecciones cafeteras que jamás haya existido, precisamente tras el gol de Escobar en propia meta.

Los disparos de aquél negro 2 de julio atrajeron el sentimiento mundial, el malestar, la depresión y un aire de acompañamiento. Días después se realizaron una serie de funerales a los que el pueblo colombiano se volcó.  Hizo suya la muerte del Caballero del futbol latinoamericano.

Andrés Escobar

Junto a la gente, el presidente de aquel entonces, César Gaviria Trujillo, los compañeros de equipo Higuita, Aristizábal y Serna. Las lágrimas que recorrieron Medellín abrieron al mundo la historia del entrañable jugador.

Escobar era un emblema de Medellín: ahí nació el 13 de marzo de 1967, ahí estudió la primaria y la secundaria, ahí debutó como profesional en 1985 con Atlético Nacional, club en el que permaneció la mayor parte de su carrera. Sus constantes actuaciones lo llevaron, apenas tres años después, al combinado nacional. De inmediato afianzó su titularidad al anotar, en Wembley, un gol que empataba un partido amistoso contra Inglaterra.

En 1989 ganó la Copa Libertadores ante Olimpia de Paraguay. La definición se alargó hasta los penales (5-4) tras haber igualado en el marcador global. Meses después, disputó la final de la Copa Intercontinental ante el Milan de Gullit y compañía. Atlético Nacional de Medellín cayó por la mínima diferencia en el tiempo suplementario.

Antes de ser traspasado al Young Boys suizo, participó en la Copa Interamericana con Atlético Nacional, derrotando a los Pumas de la UNAM. Permaneció en Suiza un año y medio, al tiempo que regresó a Colombia para ser campeón de nuevo con el equipo de sus amores, en el torneo local de 1991.

Francisco Pacho Maturana fue su mentor. Desde que debutó con El Verde lo llevó de la mano y se convirtió en su incondicional. Sin embargo, Andrés Escobar no fue contemplado para como titular en el Mundial de Italia 1990, competencia donde la Selección de Colombia sorprendió al mundo entero con Valderrama como punta de lanza.

Durante la eliminatoria rumbo a Estados Unidos 1994, los colombianos arrollaron a los argentinos en el Estadio Monumental de Núñez por 0-5.  A pesar de tampoco haber jugado como titular, Escobar formó parte de la Colombia que se comería sí o sí a pedazos el Mundial venidero. Sin embargo, otra fue la historia.

El mismo año en que el planeta giraba alrededor del Movimiento Zapatista para la Liberación Naciona y de la formación de Los Quince como bloque de naciones europeas. El mismo año en que Sudáfrica se despedía del apartheid, el ojo crítico internacional volteaba hacia Colombia. Y no era (o tal vez sí) para señalar escándalos referentes al narco. El mar de lágrimas que oleaba por Medellín, colocaba al fútbol más allá de la Copa Mundial y del deporte en sí.

Los cuestionamientos vinieron más tarde. Andrés Escobar fue acusado de tener vínculos a las apuestas deportivas, al lavado de dinero, al narcotráfico.  Sin comprobársele nada, el tiempo no pudo borrar la escabrosa historia del central, que hoy se recuerda como un punto negro, doloroso, y que futbolísticamente hablando, revive a la mejor Colombia de toda la historia.

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